Porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Romanos
6:14
Me encanta la historia
de la mujer sorprendida en adulterio, por
la manera en la que nuestro Señor le demostró amor. Mientras los otros la querían muerta, Jesús
no. Él
la defendió y le dio el regalo de la no condenación para que ella tuviera el
poder para “ir y no pecar más.”
Él la vio a los ojos con
ternura y le preguntó: “Mujer, ¿dónde
están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?” Ella dijo: “Ninguno, Señor.” Entonces Jesús le dijo: “Ni Yo te condeno; vete y no peques más.” (Juan 8:10-11)
Ves, el poder para detener la destrucción de tu
vida que proviene del pecado, resulta de recibir de Jesús el regalo de la no condenación. Esta es la gracia del Señor, mi amigo.
¡Este es Su favor inmerecido! Los legalistas dirán que Dios no va a
condenarte solamente si tu dejas de pecar.
Sin embargo, la Gracia dice: “Yo
he llevado tu condenación en la cruz.
Ahora, tú puedes ir y no pecar más.”
La Palabra de Dios dice
que: “el
pecado no se enseñoreará de ustedes; porque no están bajo la ley, sino bajo la
gracia [favor inmerecido].” Así
que, si tú todavía estás luchando con el pecado, es tiempo de dejar de depender
de tus propios esfuerzos. Ríndete ante el favor inmerecido de Jesús,
como lo hizo esta mujer. Cuando tú sabes
que Cristo te ha hecho justo, no por
tus propias obras, y que Él no te
condena, sino que te ama
incondicionalmente, ¡eso va a darte la habilidad de vencer cada tentación, hábito y adicción pecaminosa en tu vida!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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