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lunes, 28 de enero de 2019

Blindados Contra Todas Las Armas Del Enemigo

Medita En
Escudo y adarga es Su verdad.  (Salmos 91:4)
El Salmo 91:4 comienza de esta manera “Con Sus plumas te cubre, y bajo Sus alas hallas refugio” y termina con esta proclamación: “Escudo y adarga es Su verdad”.  ¿Qué son el escudo y la adarga?  La adarga se refiere a un pequeño escudo redondo que se usa para peleas de contacto cercano  El escudo es mucho más grande, uno que puedes cavar en el suelo y esconderte detrás cuando te lanzan flechas, lanzas o rocas en un ataque más grande.  Entonces, ya sea que se trate de un ataque pequeño o grande, ¡Su verdad —tu escudo y adarga— te cubre completamente!
Efesios 6:16, nos dice que sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.  ¿Por qué?  Porque el escudo de la fe te cubrirá por todas partes.  ¡Amén!  Es por eso que el diablo está detrás de tu escudo de fe —él quiere hacerte dudar de la Palabra de Dios, que es Su verdad.  Una vez que tomes el escudo de la fe, sus ataques contra ti no pueden prosperar.  ¡Así que levanta tu escudo!
Querido lector, a medida que escuchas mensajes acerca de la obra terminada de Jesús y tu fe se construye, tu escudo también se está construyendo.  Incluso si te encuentras en el lugar equivocado, en el momento equivocado, el Señor puede protegerte cuando Su escudo de fe te rodea y te sitúas bajo la sombra de Sus alas.
Uno de los miembros de nuestra iglesia conducía en la autopista con su familia, detrás de una camioneta que llevaba un colchón tamaño queen atado en su techo.  De repente, las cuerdas que aseguraban el colchón a la camioneta se rompieron y el colchón se precipitó hacia su vehículo.  Él y su esposa se prepararon para el impacto, esperando que el gran colchón se estrellara contra el parabrisas, ya que no había forma de evitarlo a tiempo.
Milagrosamente, el colchón de alguna manera cayó en la carretera justo en frente de su auto, rebotó hacia un costado y golpeó a otro auto en su lugar.  Afortunadamente, el conductor de ese auto pudo frenar a tiempo y no causó un accidente.  Para el miembro de nuestra iglesia, ¡fue como si un campo de fuerza —o un escudo invisible— hubiera protegido a toda su familia!  ¿Te imaginas lo que podría haber pasado si ese gran colchón se hubiera estrellado contra el parabrisas de su automóvil, que transportaba a su esposa y a sus pequeños hijos en el asiento trasero?  ¡Demos gracias al Señor, porque Él es tan bueno y sus tiernas misericordias son para siempre!  Ciertamente, “con Sus plumas te cubrirá, y debajo de Sus alas estarás seguro”.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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