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miércoles, 21 de agosto de 2019

Desea El Favor Inmerecido De Dios, No El Favoritismo


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Y los patriarcas tuvieron envidia de José y lo vendieron para Egipto. Pero Dios estaba con él, y lo rescató de todas sus aflicciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y éste lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.  (Hechos 7:9–10)
Es importante que reconozcas que hay una diferencia significativa entre el favor inmerecido de Dios y el favoritismo.  El favor inmerecido de Dios está basado completamente en el mérito de Jesús y lo recibimos por medio de Su obra terminada en la cruz.  Nosotros no hicimos nada para merecer Su favor.  Este es completamente inmerecido.  El favoritismo, sin embargo, apesta a esfuerzo propio.  Las personas que dependen del favoritismo para ser promovidos, tienen que recurrir a la adulación servil, a la política de oficina, a tácticas de manipulación, a las puñaladas por la espalda y a toda clase de compromisos, solo para obtener lo que quieren.  Ellos hacen uso de todos sus esfuerzos para abrirse puertas por sí mismos y en el proceso, se pierden.
Dios tiene una manera superior y mejor para ti.  A Él le duele ver a Sus preciosos hijos arrastrándose como aduladores solo para salir adelante en la vida.  Si una puerta se cierra, ¡que así sea!  Cree con plena confianza, que Dios tiene un mejor camino para ti. ¡Tú no tienes que depender del favoritismo para mantener las oportunidades abiertas para ti cuando tienes el favor inmerecido de Dios!
Así era como operaba José.  Él dependía del Señor para su éxito y no del favoritismo, el cual habría requerido de su parte, comprometer sus creencias.  Cuando la esposa de Potifar, que probablemente era una de las mujeres más bellas de la tierra, intentó seducir a José para que se acostara con ella, José se paró firme sobre el fundamento del favor inmerecido.
Él se negó, diciendo: “No hay nadie más grande que yo en esta casa, y nada me ha rehusado excepto a ti, pues tú eres su mujer. ¿Cómo entonces iba yo a hacer esta gran maldad y pecar contra Dios? (Génesis 39:9)
Por sus palabras, está claro que José conocía la fuente de su éxito, favor y bendiciones.  Él no veía el ceder ante la esposa de Potifar como una gran maldad y pecado solo contra Potifar, sino también contra Dios. Él sabía que cada bendición que había experimentado era el resultado del favor del Señor sobre él.  Él sabía que no fue Potifar quien lo promovió de ser un humilde esclavo para convertirse en el supervisor de todas las propiedades de Potifar.  ¡Fue el Señor!
De igual manera en tu vida, reconoce y regocíjate de que es el Señor la fuente de tus bendiciones y éxito.  No tienes que recurrir a intentar ganarte el favor de personas importantes en tu vida.  Es el favor del Señor sobre ti lo que te prepara para que recibas reconocimientos, promociones y aumentos.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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