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martes, 27 de agosto de 2019

Por Sus Llagas Tú Has Sido Sanado


Medita En
Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por Sus llagas hemos sido sanados.  (Isaías 53:4–5)
Una de las enseñanzas más malvadas que he escuchado es que Dios castiga a los Suyos con enfermedades, dolores, accidentes y tragedias.  Cuando yo era adolescente, uno de los líderes juveniles de mi iglesia anterior estuvo involucrado en un horrible accidente que casi lo mata.  Un líder de la iglesia nos reunió a algunos de los jóvenes para visitar a ese líder juvenil y comenzó a lamentar: “¿Por qué le sucedió esto a él?  ¿Qué hizo para que Dios lo castigara de esta manera?”
¿Te imaginas cómo me sentí cuando me “enteré” que Dios estaba detrás del accidente?  Honestamente, me asustó mucho pensar que Dios podía castigar a un creyente usando un método tan duro.  Recuerdo haber orado: “Dios, por favor, nunca me castigues de esta manera.  Sea lo que sea, por favor, solo dime, ¿de acuerdo?  ¡Yo escucharé, te lo prometo!”  Yo ya no quería acercarme a Él porque le tenía miedo, temía que si cometía un error, Él no dudaría en castigarme con un accidente que podría dejarme paralítico de por vida o incluso muerto.
¿Sabías que esta enseñanza errónea realmente se basa en el antiguo pacto y no en el nuevo pacto?  En Levítico 26:28, Dios les dice a aquellos que no obedecen Sus mandamientos: “Los castigaré siete veces por sus pecados”.  Pero, por favor recuerda esto: ¡Tú ya no estás bajo el pacto de la ley!  ¡Tú estás bajo el pacto de la gracia!  Jesús ya llevó todos tus castigos y penalidades en la cruz.  Léelo por ti mismo en los versículos de hoy, luego vuelve a leerlo y vuelve a leerlo una vez más.
El profeta Isaías vio una visión profética de nuestro Señor Jesús en la cruz, llevando el castigo por nuestras transgresiones.  Él declaró que el castigo que nosotros merecíamos vino sobre Jesús para que tú y yo nunca tengamos que pasar por lo que Él soportó en nuestro nombre.  ¡Y por las llagas que fueron hechas en Su cuerpo cuando Él llevaba nuestro castigo, nosotros fuimos sanados!  ¡Aleluya!
Así que, ¿cómo puede alguien hoy tener el atrevimiento de decir que Dios aún nos castigará con enfermedades, dolores y accidentes?  ¡Decir esto es negar la obra terminada de Jesucristo!  ¡Bajo el nuevo pacto, Dios nunca más castigará al creyente por sus pecados!
¡Cualquiera que sea la condición que tienes hoy, ésta no vino del Señor!  Mira a Jesús en la cruz.  Míralo golpeado y azotado en tu lugar, y recibe de Él, sanidad y plenitud.  Él ha pagado el precio por tu sanidad completa.  ¡Por Sus llagas tú has sido sanado!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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