Inspiración De Gracia
Jesús les dijo: “Yo Soy el pan de la vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed.” Juan 6:35
En Juan 11:53, vemos una respuesta inesperada hacia Jesús cuando Él realizó el asombroso milagro de resucitar a Lázaro de entre los muertos. A partir de ese día, los principales sacerdotes y los fariseos conspiraban para matar a Jesús —¡Aquel que abrió los ojos ciegos, destapó los oídos sordos, limpió a los leprosos y resucitó a los muertos!
¿Por qué? ¿Y qué te dice esto sobre lo que había en sus corazones?
Para ser un sacerdote principal o un fariseo, se necesitaba ser un estudiante de la Palabra de Dios desde una edad temprana y conocer la Torá de principio a fin. Sin embargo, los líderes religiosos, que eran celosos de la ley y sabían todo acerca de la Torá, fueron las mismas personas que conspiraron para matar a Jesús.
Ahora acércate y lee atentamente lo que voy a decir. Ellos tenían conocimiento intelectual, pero no tenían el corazón en la persona de Jesús. Ellos tenían todo este conocimiento bíblico, pero no tenían al Autor de la Biblia en sus corazones.
Ellos citaban constantemente el Antiguo Testamento para condenar y aplastar a quienes habían fallado, en lugar de salvarlos. Recuerda cómo ellos querían apedrear a la mujer sorprendida en adulterio citando la ley de Moisés, pero Jesús la salvó al invitar al que no tenía pecado a lanzar la primera piedra.
Amado, es posible que las personas de hoy acumulen mucho conocimiento intelectual sobre esta teología y esa otra teología, y sin embargo, no tengan ningún conocimiento del corazón que les haga arder con amor y pasión por nuestro Señor Jesucristo. Es posible enriquecer tu mente o estudiar sobre esta interpretación y esa otra interpretación de las Escrituras, y todavía tener un corazón frío como una piedra cuando se trata de una relación íntima y personal con Jesús.
No me malinterpretes —yo no estoy diciendo que no debas adquirir conocimientos bíblicos. Estoy diciendo que necesitamos estudiar la Biblia no solo para acumular conocimiento intelectual, sino para tener la revelación de Jesús. Para tener un corazón que arde de amor por Jesús, debemos conocer la Biblia.
De hecho, el verdadero conocimiento de las Escrituras acerca de Jesús te llevará a tener el corazón puesto en Jesús. No seas como los fariseos, que tenían conocimiento de la Biblia, pero no amaban a nuestro Señor Jesús. No te pierdas al Autor cuando estés leyendo Su Palabra.
Cuando estudies la Biblia, estudia para alimentarte de la persona de Jesús. Aliméntate de Su belleza, Su gracia, Su majestad y Su inmenso amor sacrificial por ti. Leemos la Palabra para alimentarnos de Cristo.
Ah, cuánto amo la frase, “alimentarnos de Cristo”. Él es el pan de vida y cuanto más te alimentes de Él en la Palabra, más fortalecido y nutrido estarás con Su salud, Su vida y Su sabiduría para cada área de tu vida.
Cuando veas a Jesús en la Palabra, tú sabrás cómo estimarlo y valorarlo. Jesús se convierte en verdadero alimento para tu alma y Él te da fuerza para que te sirvas de ella.
La verdadera santidad proviene de contemplar a Jesús. Al contemplar a nuestro Señor, tú eres transformado desde tu interior, de gloria en gloria.
Cuando tú valoras a Jesús, el deseo de tu corazón es glorificarlo en todo lo que piensas, dices y haces. Cuando tú tienes el corazón puesto en Jesús, todo en tu vida —ya sea tu matrimonio, tu paternidad o tu carrera— ¡encajará en su lugar mientras recibes Su obra terminada!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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