recibe pequeños mensajes de gracia todos los días

viernes, 30 de noviembre de 2018

Cristo Es Nuestro Propiciatorio


El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente.
Salmos 91:1
En el Antiguo Testamento, había un lugar en donde Dios se encontraba con Su pueblo.  En Éxodo 25:22, Dios dijo: “Allí me encontraré contigo, y de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, te hablaré…”  Este lugar estaba sobre el propiciatorio del arca de la alianza, bajo las alas de los dos querubines.  El salmista lo llama “el lugar secreto del Altísimo... bajo la sombra del Omnipotente.”
El propiciatorio cubría el arca que contenía los tres emblemas de la rebelión del hombre: la vasija de oro del maná —la rebelión del hombre contra la provisión de Dios, dos tablas de piedra en las que Dios escribió los Diez Mandamientos —la rebelión del hombre contra los estándares de Dios, y la vara de Aarón que retoñó —la rebelión del hombre contra la autoridad de Dios.  Una vez al año, en el Día de la Expiación, el sumo sacerdote rociaba la sangre del animal sacrificado sobre el propiciatorio y así expiaba los pecados de Israel.
Hoy en día, no es la sangre de los animales la que hace propiciación por nuestros pecados, sino la sangre santa del Hijo de Dios. (Romanos 3:24-25)  La palabra para “propiciación” en el texto griego original es hilasterion, que en realidad significa “propiciatorio”.  Así que, Cristo es nuestro propiciatorio.  Su sangre habla por nosotros y pone a Dios de nuestro lado.  Dios no ve nuestra rebelión.  ¡Él ve la sangre de Su Hijo y nos acepta!
Es por ello que nosotros podemos acercarnos con confianza al lugar secreto del Altísimo, en Cristo, y estar seguros de que tenemos todo el derecho de estar en la presencia de Dios.  Podemos acercarnos a Él con confianza, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:16)
Y debido a que Cristo, nuestro propiciatorio, nos cubre con Su sangre, estamos bajo la protección de Dios.  Estamos en el lugar secreto del Altísimo, morando bajo la sombra del Omnipotente.  Aquí, no nos sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a nuestra morada. (Salmos 91:9-10)  ¡En el lugar secreto del Altísimo, nosotros somos favorecidos y somos guardados de todo mal!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

jueves, 29 de noviembre de 2018

Coherederos Con Cristo Jesús


El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El.
Romanos 8:16-17
Siempre y cuando hayas nacido de nuevo, tú ya no eres un “esclavo,” sino un hijo del Dios Altísimo.  Y Dios no sólo te llama Su hijo.  Él también te llama “heredero” por medio de Cristo. (Gálatas 4:7)  De hecho, Romanos 8:17 dice que somos “coherederos con Cristo.”
Como coheredero con Cristo Jesús, tú heredas todo lo que Él es.  Tan precioso como es Jesús para el Padre, es cuan precioso eres tú para el Padre.  ¡La forma en que el Padre ama a Jesús, es la forma en que el Padre te ama a ti!
¿Qué tan aceptado por Dios eres tú hoy?  Mira a Jesús.  ¡Así es cuan aceptado eres tú!  Cristo es la medida de tu aceptación.  ¿Qué tan favorecido por Dios eres tú?  Mira a Jesús, quien está sentado a la diestra del Padre.  ¡Tú disfrutas de ese mismo a favor hoy, porque todo lo que Cristo disfruta, es para que tú lo disfrutes también!
Como coheredero con Cristo Jesús, tú también heredas todo lo que Él ha obtenido del Padre.  Lo mucho que Jesús tiene, es lo mucho que tú tienes.  ¿Cuán próspero es quien hizo todas las cosas, y puso el oro, la plata y los diamantes en la tierra?  ¡Así eres tú también en este mundo!  (1 Juan 4:17)
Yo solía leer la Biblia para saber cómo ser un cristiano exitoso y victorioso.  Pero ahora, la leo para conocer más acerca de Jesús, porque sé que cuando lo encuentro a Él, encuentro cada una de mis bendiciones en Él. (Efesios 1:3;  2 Pedro 1:3)
Mi amigo, todo lo que Jesús es en el cielo hoy, eres tú en este mundo.  Todo lo que le pertenece a Él, te pertenece a ti.  Por eso ten interés en conocerlo más, para verlo en toda Su gloria y belleza.  Y ya que Jesús es tan glorioso, te llevará toda una vida descubrir todo lo que Él ha hecho por ti y lo que tiene para ti.
Amado, tú eres heredero del Dios Altísimo.  Tú eres coheredero con Cristo Jesús.  ¡Así que, encuentra todas las bendiciones que tu rica herencia incluye, y empieza a caminar en ellas hoy!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Jesús Es Tu Habilitación A Las Bendiciones De Dios


Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán…
Deuteronomio 28:2
A Dios le encanta bendecirte.  Él incluso ha declarado que “las bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán.”  Esto significa que tú no puedes correr lo suficientemente rápido para escapar de ellas.  Que cuando cruzas en una esquina, hay una bendición esperándote.  Y cuando cruzas en otra esquina, ¡corres directo hacia otra bendición!
Ahora, puedes pensar que tú no calificas para las bendiciones de Dios, por el versículo anterior a este, que dice que estas bendiciones se cumplirán sólo si obedeces diligentemente la voz de Dios y guardas todos Sus mandamientos.  Tú sabes que no importa cuánto te esfuerces, simplemente no se puede cumplir con todos los mandamientos de Dios.  De hecho, la Biblia dice que si fallamos en cumplir un solo mandamiento, fallamos en cumplirlos todos. (Santiago 2:10)
Mi amigo, tengo buenas noticias para ti: Jesús es el que nos hace merecedores de cada una de las bendiciones, porque Él ha cumplido todos los mandamientos de Dios.  Cuando Él murió por nosotros en la cruz, Él no sólo cumplió todos los mandamientos de Dios, Él también nos redimió de la maldición de la ley. (Gálatas 3:13)  Nota que Él no nos redimió de las bendiciones de la ley, así que, ¡las bendiciones todavía son nuestras hoy!
Mientras lees la lista de bendiciones en Deuteronomio 28, comenzando con “Bendito serás tú en la ciudad... en el campo... el fruto de tu vientre... tu cesta... cuando entras... cuando sales...” (Deuteronomio 28:3-13), yo creo que Jesús te está diciendo: “¿Te gustan las bendiciones?  ¡Entonces tómalas por fe!”
Puede que digas: “Pero yo no las merezco.”  Sí, tú no las mereces, pero aún así las recibes a causa de Jesús.  ¡Esta es gracia de Dios!  La ley dice: “Tú debes merecer las bendiciones.”  Pero la ley ya no está aquí.  La gracia está aquí.  Así que, toma las bendiciones por gracia por medio de la fe.  Créele a Dios por las bendiciones.
Hoy, ya no es más una pregunta cuánto o cuán bien has guardado los mandamientos de Dios.  Lo que es una pregunta es ¿cuánto puedes creerle a Dios por Sus bendiciones?  Todas las promesas de Dios en Cristo son “Sí,”  ¡y ya que tú estás en Cristo, tú puedes decir “Amén” a Sus bendiciones! (2 Corintios 1:20)
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

martes, 27 de noviembre de 2018

¡Declárate Limpio!


Y extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: “Quiero; sé limpio.”  Y al instante quedó limpio de su lepra.
Mateo 8:3
Muchos de nosotros estamos familiarizados con la sanidad del leproso en Mateo 8.  Es un hermoso relato de la voluntad de Dios de tocar y sanar a los enfermos, sin importar lo impuros que puedan estar.  Cuando dudemos de la voluntad de Dios para sanarnos, debemos escuchar las palabras de Jesús de nuevo: “Quiero; sé limpio.”  ¡Él es el mismo ayer, hoy y para siempre!
Ya que la Biblia es clara acerca de la voluntad de Dios de sanar, ¿por qué todavía tenemos problemas con nuestra salud?  ¿Por qué todavía experimentamos síntomas en nuestros cuerpos?
Creo que la respuesta se encuentra en lo que Jesús le dijo al leproso que hiciera después.  Él le dijo que fuera y se presentara ante el sacerdote. (Mateo 8:4)  Esta era la ley en ese tiempo para los leprosos que eran sanados. (Levítico 14:2-3)  Y él debía escuchar que el sacerdote declarara la palabra “limpio” sobre él. (Levítico 14: 7)
Verás, como creyentes, cuando nosotros recibimos a Jesús, Su sangre nos limpia de pecado y de enfermedad. (Isaías 53:4-5)  Pero seguimos escuchando a la gente declarar pecado, enfermedad, pobreza y muerte sobre nosotros.  Seguimos escuchando a la gente decirnos que somos impuros, indignos, pobres, débiles y que es natural que nos hagamos viejos y enfermizos, y muramos.
¡Dios está esperando por un sacerdocio que se levante y declare a Su pueblo limpio!
“Pero Pastor Prince, ¿en dónde puedo encontrar a estos sacerdotes?”
¿Quiénes son los sacerdotes hoy?  ¡Tú y yo!  De hecho, tenemos más autoridad para declarar cosas buenas, que los sacerdotes levitas del Antiguo Testamento.  Ellos eran solamente sacerdotes.  ¡Pero nosotros somos sacerdotes reales por la sangre de Jesús! (Apocalipsis 1:5-6)  En dónde hay palabra de rey, hay poder. (Eclesiastés 8:4)  Y por la palabra de un sacerdote, se resolverá toda disputa y toda ofensa. (Deuteronomio 21:5)
Amado, Dios te ha limpiado, ¡así que declárate limpio!  En este momento, pon tu mano sobre tu corazón y declara cosas buenas sobre ti mismo.  Di: “¡Yo me declaro a mí mismo limpio, justo, sano, completo y con provisión abundante, por la sangre de Jesús!”  ¡Por tus palabras como sacerdote real, toda ofensa contra ti deberá ser resuelta!
Viendo a través de los ojos de la fe,                      
Joseph Prince

lunes, 26 de noviembre de 2018

Declara La Palabra De Dios Y Activa A Sus Ángeles


Bendecid al Señor, vosotros Sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis Su mandato, obedeciendo la voz de Su palabra.
Salmos 103:20
Fíjate que el versículo dice que los ángeles “obedecen la voz de Su palabra.”  Ahora, ¿quién da voz a la Palabra de Dios?  ¡Nosotros!  Cada vez que hablamos la Palabra de Dios, damos voz a Su Palabra.  Y cuando los ángeles escuchan la voz dada a Su Palabra, ¡ellos responden!
La Biblia dice que al final de las tres semanas de ayuno y oración de Daniel por una respuesta de Dios, el ángel Gabriel se le apareció a Daniel y le dijo: “… a causa de tus palabras he venido”. (Daniel 10:12)
Así que, cuando los ángeles te escuchan decir: “Gracias Padre, porque no me sucederá ningún mal, ni ninguna plaga se acercará a mi morada” (Salmos 91:10), ellos vendrán en tu ayuda, porque tú le estás dando voz a la Palabra de Dios.  Incluso si no puedes citar el versículo perfectamente, ellos aún pueden venir a rescatarte.
Esto fue lo que le sucedió a una dama en Estados Unidos.  Mientras caminaba por la noche hacia su casa, después de un servicio de la iglesia, un hombre la atacó por la espalda y la arrastró hacia una esquina oscura en un callejón.  En ese estado frenético, ella recordó una sola palabra del sermón que escuchó esa noche.  Así que gritó: “¡Plumas! ¡Plumas!”  ¡Su atacante la soltó y huyó!
¿Plumas?  ¿Qué quería decir?  Ella se estaba refiriendo al Salmo 91:4 “Con Sus plumas te cubrirá y con Sus alas te dará refugio…”  En ese estado de pánico, ella sólo recordaba una palabra —“plumas”, y esta fue suficiente para hacer que su agresor huyera.  Te das cuenta, no es tu habilidad para citar perfectamente un verso completo, lo que libera el poder de Dios, sino la fe en Su Palabra y Su amor por ti.  Y una palabra de Él es suficiente para hacer que tus enemigos huyan lejos.
Sin embargo, si tú sabes la Palabra de Dios de corazón, pero te niegas a proclamarla, el poder de Su Palabra no puede ser liberado.  La Biblia no dice que los ángeles hacen caso de Su Palabra.  No, dice: “… Sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis Su mandato, obedeciendo la voz de Su palabra.”  Así que, amado, dale voz a la Palabra de Dios y mira a Sus ángeles responder.  ¡Sus ángeles son activados para tu beneficio cuando tú declaras Su Palabra!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

domingo, 25 de noviembre de 2018

Proclama La Muerte Del Señor


Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que El venga.
1 Corintios 11:26
En el Antiguo Testamento, cuando los hijos de Israel sacrificaban un cordero para el holocausto mientras se enfrentaban a un enemigo poderoso, la victoria era suya.  Por ejemplo, en 1 Samuel 7:7-11, cuando los filisteos vinieron contra ellos, el profeta Samuel ofreció un cordero en holocausto.  Mientras este era ofrecido, el Señor irrumpió como un fuerte trueno sobre el ejército filisteo, confundiéndolos.  Esto llevó a la victoria a los israelitas.
Cada vez que algo malo le pasaba a los hijos de Israel, al ofrecer el sacrificio de un cordero, ellos estaban proclamando la muerte del Señor y la batalla cambiaba a su favor.
Hoy, cuando nos enfrentamos a un enemigo, ¿cómo ofrecemos nuestro “holocausto”?  ¿Cómo proclamamos la muerte del Señor y salimos victoriosos?  ¿Le pedimos a Jesús que venga a donde estamos y muera en la cruz nuevamente?
Por supuesto que no.  Jesús murió una vez por todos nuestros pecados —pasados, presentes y futuros. (Hebreos 10:12)  Su obra es perfectamente perfecta y completamente completa, por lo cual Él no tiene que morir por nosotros de nuevo.  Hoy en día, proclamamos Su muerte simplemente al participar de la Cena del Señor.
Cada vez que participamos del pan y el vino, declaramos a los principados y potestades de las tinieblas que la muerte del Señor vale para nosotros.  Cada vez que los tomamos, estamos diciendo que debido a que Jesús ha sido juzgado y castigado en nuestro lugar, nosotros no podemos ser juzgados, ni castigados.  Que debido a que Jesús murió joven en nuestro lugar, nosotros vamos a vivir una larga vida.  Y debido a que Él conquistó a la muerte y despojó al diablo de sus poderes, nosotros no seremos derrotados.  ¡La victoria ya es nuestra!
Es por eso que el salmista David dijo: “Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos…” (Salmo 23:5)  La mesa del Señor está preparada para nosotros en presencia de nuestros enemigos, ¡porque cuando participamos del pan y el vino, veremos a nuestros enemigos temblar y dispersarse!  ¿Por qué?  Porque cuando anunciamos la muerte del Señor a través de la Comunión de la Santa Cena, ¡estamos recordándole al diablo y a sus cohortes, de su humillante derrota en la cruz del Calvario! (Colosenses 2:15)
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

sábado, 24 de noviembre de 2018

Dios Está Detrás De Tu Crecimiento


Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento.
1 Corintios 3:7
A veces, pensamos que el crecimiento o el éxito que disfrutamos es el resultado de nuestros propios esfuerzos o nuestro trabajo duro.  Y no estoy abogando por la pereza, pero la verdad es que es Dios quien está detrás de nuestro crecimiento.
Vemos esta verdad cuando leemos la historia de Rut, una joven viuda de Moab, que trabajaba recogiendo espigas en un campo de cebada, desde la mañana hasta la tarde.  Ahora, podríamos atribuir todo el efa —una provisión sustancial para 10 días— de cebada que ella recolectaba al final del día, a su trabajo duro.  Después de todo, ella trabajaba todo el día en el campo.
Pero cuando leemos acerca de cómo Booz, el dueño del campo, había dicho en secreto a sus segadores “sacaréis a propósito para ella un poco de grano de los manojos y lo dejaréis para que ella lo recoja” (Rut 2:16), sabemos que fue a causa de la intervención de Booz que Ruth terminaba con tanto.
Yo creo que Jesús, nuestro Booz celestial, hace lo mismo para nosotros hoy.  Él hace que la gente nos favorezca y “deje caer” bendiciones en nosotros porque Él nos ama.  Luego, Él nos lleva a “recoger” esas bendiciones.  A menudo, sucede tan aparentemente natural que olvidamos que es el Señor quien nos ha bendecido con ese crecimiento.
Una miembro de nuestra iglesia que dirige una floristería nos compartió que una vez, Dios hizo que alguien que necesitaba una gran cantidad de flores “dejara caer” una grandísima orden con ella.  También nos compartió que le había estado costando mucho hacer dinero a pesar de que había estado trabajando duro durante muchos años.  Pero cuando se hizo cristiana después de venir a nuestra iglesia, comenzó a confesar a diario que el favor de Dios estaba sobre ella.  Unas semanas después, esa gran orden de S$14,000 llegó.  Sólo Dios podría haberle dado ese crecimiento tan sobrenatural.
Mi amigo, tu trabajo duro no está detrás de tu crecimiento.  La Biblia nos dice que es “Dios, que da el crecimiento.”  ¡Él es quien está detrás de tu crecimiento y se deleita en bendecirte porque Él te ama!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

viernes, 23 de noviembre de 2018

Toma, Toma y Toma Más


Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente.
1 Corintios 2:12
Como hijo del Dios Altísimo, Dios quiere que conozcas las cosas que te han sido dadas gratuitamente.  Él quiere que las recibas libremente a pesar de que para Él sí tuvieron un precio, Su Hijo.  Él pagó ese precio, porque quiere que tú recibas las bendiciones libremente.  Así de intenso es Su amor por ti.
Tal vez tú estás preguntándole a Dios: “¿Cómo es que no tengo tal bendición?  Y ¿por qué es que tengo tan poco de esto?”
Yo creo que Él te está diciendo: “¿Qué te falta hijo Mío?  ¿Salud?  ¡Tómala!  Ya he pagado por ella con la vida de Mi Hijo.
“¿Necesitas paz mental?  Mi Hijo llevó una corona de espinas en Su cabeza para dártela a ti.  ¡Tómala!”
“¿Te falta sabiduría?  ¡Toma Mi sabiduría!”
“¿Necesitas victoria?  La victoria no es algo que se logra.  Es un regalo que debe ser recibido.  ¡Tómalo!”
“¡Toma Mi provisión!  ¡Toma Mi favor!  Cada vez que te acerques a Mi presencia, toma y toma un poco más!”
Dios, tu Padre celestial, quiere que recibas como el hijo pródigo, que no merecía nada, pero recibió todo. (Lucas 15:11-24)  Dios se deleita en dar libremente.  Y se deleita en ti cuando recibes libremente, porque esto demuestra que tú valoras y aprecias el sacrificio de Su Hijo.
Nos perdemos de esto cuando nos ocupamos en tratar de ganar lo que se nos ha dado libremente, cuando pensamos que debemos hacer más cosas para que Dios nos bendiga, o pensamos que tenemos que pagar el precio por ello.  Dios no puede dárnoslo basado en nuestras obras, porque si es por obras, ya no es por gracia.  Cuando nosotros tratamos de trabajar por ello, frustramos la gracia de Dios y le restamos importancia a la obra de Jesús en el Calvario.
Mi amigo, los días de intentar, luchar y merecer se acabaron.  Los días de tomar, tomar y tomar más llegaron.  ¡Toma y vas a darle placer al corazón de Dios!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

jueves, 22 de noviembre de 2018

La Vida Bajo El Nuevo Pacto

… Pondré Mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones…
Hebreos 8:10
¿A qué leyes se refería Dios cuando dijo: “Pondré Mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones”?  Desde luego, no se estaba refiriendo a los Diez Mandamientos, conocidos como las leyes del Antiguo Pacto, ya que dijo que Él encontró defectos en ese pacto y lo declaró obsoleto. (Hebreos 8:7-9, 13)
Las leyes que Dios pone en nuestras mentes y escribe en nuestros corazones se refieren a la ley real del amor (Mateo 22:37-40), a la ley perfecta de la libertad (Santiago 1:25) y a la ley de la fe. (Romanos 3:27)  Estas son las leyes del Nuevo Pacto.
Nosotros vivimos acorde a las leyes del Nuevo Pacto cuando somos conscientes de lo mucho que Dios nos ama.  Y cuanto más conscientes somos de Su amor por nosotros, más son llenos nuestros corazones de amor.  Cuando esto sucede, nosotros reaccionamos amando a Dios y a las personas a nuestro alrededor, de manera  sobrenatural y sin esfuerzo.  Y ese es Dios escribiendo en nuestros corazones la ley real del amor —“nosotros le amamos, porque Él nos amó primero”. (1 Juan 4:19)
En segundo lugar, cuando sabemos que somos aceptados perfectamente por Dios debido al sacrificio de Jesús, podemos tener el valor y la libertad como hijos de Dios para acercarnos con confianza a la presencia de nuestro Padre celestial.  Y en Su presencia, Él es poderoso para escribir nuevos deseos en nuestros corazones.  Nos descubrimos con ganas de hacer lo correcto en el momento correcto.  Y vivimos la vida victoriosamente desde nuestro interior.  Esta es la ley perfecta de la libertad operando en nuestras vidas.
En tercer lugar, cuando seguimos lo que Dios está escribiendo en nuestros corazones y poniendo en nuestras mentes, y mientras nuestra fe es activada, provocando que confiemos en Él y en Su amor por nosotros, Él lo llama obediencia a la ley de la fe.  Y cuando esto sucede, ¡lo que sea que creamos, vamos a recibirlo!
Mi amigo, ¡Dios ha hecho fácil —y vas a hallar que es emocionante— vivir la vida bajo el Nuevo Pacto!
Viendo a través de los ojos de la fe, 
Joseph Prince

miércoles, 21 de noviembre de 2018

La Luz Del Mundo Expone Tu Perfección


Jesús les habló otra vez, diciendo: “Yo Soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”
Juan 8:12
Cuando yo era un adolescente, escuché a predicadores diciendo esto: “Jesús es la luz del mundo.  Así que, no pienses ni por un momento que puedes hacer cosas a Sus espaldas.  ¡Su luz va a exponer todas las cosas malas que has hecho!” Así que, yo tenía miedo de acercarme a Dios por temor a que Su luz gloriosa revelara mis faltas, mis debilidades y mi vergüenza.
Pero, ¿es esto lo que “la luz del mundo” hace?
La verdad se encuentra en el contexto de este versículo.  Jesús declaró que Él es la luz del mundo, justo después de haberle dicho a la mujer sorprendida en el acto de adulterio: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?  ¿Ninguno te ha condenado?”
Cuando ella dijo: “Ninguno, Señor,” Él le dijo a ella: “Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.”  Luego, la Biblia nos dice: “Jesús les habló otra vez, diciendo: ‘Yo Soy la luz del mundo...’” (Juan 8:10-12)
Qué maravilloso es saber que cuando Jesús dijo: “Yo Soy la luz del mundo,” Su luz no era para revelar el pecado de la mujer, porque Él recién le había dicho a ella que no la condenaba.
Esto nos dice que no debemos tener miedo cuando nos acercamos a la presencia de Dios.  Él no está allí esperando para castigarnos por nuestros errores y nuestras faltas.  Su luz no es para exponer nuestros pecados y nuestra vergüenza, ni para condenarnos.  ¡No, Su luz gloriosa es para mostrarnos cuán perfectamente la sangre de Su Hijo ha lavado nuestros pecados!  Es por eso que Jesús pudo decirle a la mujer que Él no la condenaba —porque Él sería condenado por su pecado, así como por los nuestros, en la cruz.
Amado, la luz de Jesús revela la verdad de que nuestros pecados han sido completamente eliminados.  Revela también lo perfecto e impecables que somos debido a la obra perfecta de Cristo en la cruz.  ¡Cuando tú sabes esto, puedes acercarte con confianza a la presencia de Dios, sabiendo que tienes la luz de la vida que te da gracia y esperanza!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

martes, 20 de noviembre de 2018

Jesús Te Ha Dado Su Paz


La paz os dejo, Mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da.  No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 14:27
En Israel, los judíos se saludan unos a otros con las palabras “shalom, shalom.”  A diferencia de la palabra “paz” en español, shalom” no sólo significa paz en la mente, sino también plenitud para todo tu ser —espíritu, alma y cuerpo.   Esto significa tener la sensación de estar completo y estar a salvo.  En otras palabras, shalom reúne tu provisión, salud y bienestar total.
Cuando Jesús habló a Sus discípulos en Juan 14:27, Él no hizo uso de la palabra “paz” de nuestro idioma.  Él habría usado la palabra hebrea “shalom,” diciendo: “Shalom os dejo, Mi shalom os doy...”  Curiosamente, la palabra “dejar” aquí en realidad significa “legar”, como la forma en que un hombre rico lega su propiedad a su beneficiario.
Los discípulos deben haber estado emocionados al oír que Jesús les estaba legando Su shalom.  Ellos deben haber sabido que recibir Su shalom era tener Su salud, ya que nunca lo habían visto enfermo.  Tener Su shalom también significaba nunca tener escasez, porque Él nunca estuvo en bancarrota.  Cada vez que Él necesitaba dinero, el dinero estaba allí.  ¡Una vez, el dinero para pagar el impuesto del templo llegó en la boca de un pez! (Mateo 17:24-27)
Los discípulos también comprendieron que tener la shalom de Jesús significaba tener Su abundancia, ya que ellos lo habían visto satisfaciendo las necesidades de miles de personas y que le quedara un montón de sobras.  Ellos lo vieron alimentar a 5,000 hombres (sin contar mujeres y niños), y quedarse ¡con 12 canastas llenas de sobras! (Marcos 6:34-44)
Jesús quería que Sus discípulos supieran que Su paz era diferente de la paz que ofrece el mundo.  Su paz cambiaría cualquier circunstancia difícil que les asediara.  Incluso si era una mega tormenta, esta tendría que inclinarse ante Su paz.  El mismo Príncipe de Paz habló: “¡Calla, enmudece!” y los vientos y el mar le obedecieron. (Marcos 4:39)  Su paz cambió la mega-tormenta en una calma perfecta.
Amado, esa es la clase de paz que Jesús ha legado para ti.  Por lo tanto, ¡cree que Su shalom que Él ha dejado contigo, cambiará todas tus situaciones difíciles, llevándote de la enfermedad, la escasez y la angustia mental, a la salud, la provisión y el bienestar total!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

lunes, 19 de noviembre de 2018

Dios Es Tu Abba, Padre


Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: ¡Abba! ¡Padre!
Gálatas 4:6
¿Te habías dado cuenta antes, que Dios nunca fe conocido como “Padre” hasta que Jesús vino a la tierra, y lo reveló como tal?  En Su oración a Su Padre, Jesús dijo: “Yo les he dado a conocer Tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y Yo en ellos”. (Juan 17:26)  ¿A qué nombre se refiere Jesús?  Era el nombre  “Padre.”  Si había algo en el corazón de Jesús, eso era presentarnos a Dios como nuestro “Padre”.
En la Biblia, Jesús dijo: “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿qué beberemos?’ o ‘¿con qué nos vestiremos?’…  Porque vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas”. (Mateo 6:31-32)  Él también dijo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:11)
Jesús quiere que tú siempre tengas esta imagen de Dios en tu mente —Él es tu Abba, tu Padre.  ¿Por qué?  Porque Él quiere que tú sepas que no hay nada más importante o demasiado insignificante para el Padre cuando se trata de Sus hijos.
Imagina a un padre jugando con su hijo de cinco años de edad, cuando se fija en una astilla incrustada en el pulgar de su pequeño hijo.  El padre preocupado le pregunta: “¿Cuándo te paso esto?”
 “Hace unos días,” responde el niño.
“¿Por qué no le dijiste a Papá sobre esto?”
“Pensé que estabas demasiado ocupado y no debería molestarte.”
Si tú fueras aquel padre, ¿no te rompería el corazón el escuchar a tu hijo decirte eso?
Una astilla en el dedo pulgar puede ser una cosa pequeña, pero no hay nada demasiado pequeño cuando se trata de tu hijo, porque si algo le afecta a él, te afecta a ti también.  Ahora, no importa la edad que tengas hoy, tú sigues siendo un hijo de Dios, así que, no pienses que tu problema es demasiado pequeño para Dios.  Si es importante para ti, es importante también para tu Padre.  Amado, ¡recuerda siempre que Él es tu Abba, tu Padre!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince