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viernes, 16 de noviembre de 2018

El Señor Es Poderoso Y Está Más Que Dispuesto


Y extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.
Mateo 8:3
Cuando ves a alguien que recibe sanidad o libertad financiera de forma milagrosa, te preguntas: “¿Qué hay de mi, Señor?”  Yo creo que el leproso que vino a Jesús debe haberse hecho la misma pregunta.
Él debe haber escuchado o visto desde la distancia, ya que la ley no le permitía estar en lugares públicos, cómo Jesús había sanado a los enfermos.  Así que, él no tenía ninguna duda de que Jesús podía curarlo, pero no estaba seguro de si Jesús lo haría.  Él le dijo a Jesús: “Señor, si quieres, puedes limpiarme” (Mateo 8: 2).  Él tenía confianza en el poder de Dios, pero no el amor de Dios por él.
Como el leproso, tal vez tú no tengas problema creyendo que Dios puede darte tu milagro, ya que Él es Dios Todopoderoso.  Pero te estás preguntando, ¿si Él lo hará por ti?  Mi amigo, dejemos que las acciones de Jesús y Su respuesta a los leprosos resuelvan este cuestionamiento de una vez por todas.  Él extendió Su mano, tocó al leproso y le dijo: “Quiero; sé limpio.”  Y de inmediato, el leproso fue sanado.
Quiero que te des cuenta de que Jesús tocó al leproso.  Él podía haberlo sanado desde la distancia con sólo hablar una palabra.  Él había sanado a otros de esta manera, como en el caso del siervo del centurión y la hija de la mujer siro-fenicia.  Así que, ¿por qué Él tocó al leproso?
Jesús sabía que durante muchos años, el leproso había sido separado de su familia y de la sociedad, por lo que debe haberse estado sintiendo deshumanizado.  Creo que Jesús lo tocó para hacer que él se sintiera un ser humano otra vez, para hacer que se sintiera amado y aceptado otra vez.  Tocarlo fue Su lenguaje de amor para el leproso.
¿Puedes ver el corazón amoroso de Dios aquí?  ¿Puedes ver lo mucho que Él amaba al leproso?  ¡Así es lo mucho que Él te ama!  El día en que te acerques a conocer el corazón amoroso de Dios y creas que Él quiere que seas bendecido más de lo que tú mismo lo deseas, ¡ese será el día en el que recibas tu milagro!
Amado, echa un vistazo al corazón amoroso de Dios, ¡y vas a creer que Él no sólo es poderoso, sino también quiere formarte a plenitud!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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