Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es
remunerador de los que le buscan.
Hebreos 11:6
La mayoría de la gente cita sólo la primera parte
de Hebreos 11:6 —“sin fe es imposible
agradar a Dios”. Sin embargo, el
versículo continúa diciendo: “porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que es remunerador
de los que le buscan”. En otras
palabras, la fe que agrada a Dios es la
clase de fe que cree que Dios existe y que Él es un ‘remunerador’.
La Biblia también dice que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve”. (Hebreos 11:1) Así que, incluso en momentos de dificultad, cuando
no vemos cosas buenas sucediendo en nuestras circunstancias, debemos creer que Dios va a cambiar las
cosas y nos recompensará.
Dios cambió las cosas para Rut, la viuda moabita, cuando
ella creyó en el Señor y le hizo su Dios.
(Rut 1:16) La Biblia nos dice que a ella se le dio una “recompensa completa” de parte del Señor, cuando vino a refugiarse
debajo de Sus alas. (Rut 2:12) Él no
sólo le dio protección, también le
dio provisión abundante, favor hasta excederse y una redención gloriosa. (Rut 2:9-17, 3:11,
4:10-13)
Cuando Rahab, la ramera de Jericó, escuchó los
informes de cómo el Señor había abierto el Mar Rojo para los hijos de Israel, ella creyó que “El es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra”. (Josué
2:9-11) Aunque Rahab no había
presenciado personalmente los milagros, ella
creyó en Dios y escondió a los espías judíos de quienes los perseguían.
(Josué 2:4-6) A causa de su fe, ella no
sólo no pereció con los que no creen
(Josué 6:25, Hebreos 11:31), sino también se
le dio un lugar en el “Salón de la Fe” en Hebreos 11.
Dios estaba tan complacido con la fe de estas dos mujeres gentiles que Él no sólo las bendijo mientras vivían, sino que
también las incluyó en la genealogía de
Su Hijo Jesucristo, el gran
Redentor y remunerador.
Amado, cuando tú te acerques al Señor con tus
necesidades, cree que Él es Dios, y que
Él es un remunerador. Dios se complace con esta clase de fe. ¡Él quiere ser remunerador de tu fe en Él!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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