Inspiración De Gracia
Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús… acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia. Hebreos 10:19, 22
La mayoría de nosotros somos conscientes de que el estrés es la causa de muchas enfermedades y dolencias. Los expertos también han identificado el temor como la causa del estrés. Pero, ¿sabías que la raíz más profunda e insidiosa de muchos de nuestros problemas existe en el ámbito espiritual y que esta solo puede ser destruida por el poder de la obra terminada de Jesús?
Amigo, la raíz más profunda de muchos de los problemas que nos afligen es la condenación. Todo comenzó en el jardín del Edén cuando el primer hombre, Adán, pecó, incurriendo en una conciencia de culpa y condenación. Tu conciencia es lo que está dentro de ti que conoce el bien y el mal, y sabe que cuando hay pecado, debe haber un castigo por ello.
La Biblia llama a una conciencia que está perpetuamente consciente de pecado, de faltas y de condenación, una “mala conciencia”, de la cual, sin la sangre de Jesús, no se puede escapar. Desafortunadamente, muchos creyentes, sin saberlo, llevan consigo una mala conciencia que les roba la intimidad con Dios, y es este constante sentido de condenación lo que está en la raíz de muchas de sus aflicciones.
Verás, Satanás, cuyo nombre en hebreo significa literalmente “el acusador”, es un fiscal de la ley y un experto en condenarte. Él siempre está señalando tus faltas y tus defectos. Por eso la Biblia lo llama “el acusador de nuestros hermanos.” (Apocalipsis 12:10)
Incluso cuando haces algo bien, el acusador dirá: “No es lo suficientemente bueno.” Como el sonido constante de agua que gotea, él permanecerá acusándote y escupiendo condenación sobre ti. Su mayor logro es producir acusaciones en tu vida, que tú crees que vienen de Dios.
Muchas veces, los creyentes bajo condenación piensan que es el Espíritu Santo quien los está convenciendo de sus pecados y les señala sus faltas. Ellos empiezan a entretener pensamientos negativos sobre sí mismos. Empiezan a creer que ellos deberían tener sentimientos negativos sobre sí mismos debido a todos sus pecados e inmoralidad. Por lo tanto, el objetivo del diablo es producir condenación en tu vida, ocultándola en una niebla de engaño, a fin de que seas la última persona en pensar que tú estás bajo condenación.
El mundo no tiene solución para las tácticas del enemigo, pero como creyentes, nosotros si la tenemos. Nosotros tenemos el poder de la obra terminada de Jesús. Su sangre fue derramada y Él fue condenado en nuestro nombre, para que nosotros nunca tengamos que vivir en condenación. Por la gracia de Dios, nosotros podemos tener una buena conciencia que está rociada con la sangre de Jesús y en lugar de vivir conscientes de pecado, nosotros podemos vivir conscientes del perdón.
La Palabra de Dios dice que “los adoradores, una vez purificados, no tendrán ya más conciencia de pecado.”(Hebreos 10:2) Hoy en día, nosotros podemos estar, siempre, conscientes de nuestra justicia en Cristo Jesús, incluso cuando fallamos, y podemos acercarnos a Dios con “un corazón sincero en plena certidumbre de fe” en que Dios no está enojado con nosotros. Amado, debido a Jesucristo y al poder de Su obra consumada, ¡tú puedes rechazar cualquier acusación, culpa y condenación que el diablo o tu propio corazón te arrojen!
Hoy, cuando te acerques al Padre, cuando lo busques a Él para satisfacer tus necesidades, sé consciente de que tu corazón ha sido rociado con la sangre de Jesús para estar limpio de la mala conciencia. Eso es la maravillosa gracia —¡tú puedes tener conciencia de perdón y acercarte a Dios con un corazón sincero en plena certeza de fe!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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