Inspiración De Gracia
“Si vosotros permanecéis en Mi
palabra, verdaderamente sois Mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres… Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente
libres.” Juan 8:31-32, 36
¿Cuál es “la
verdad” que Jesús dice que tiene el poder para liberarnos? Recuerda,
nuestro Señor le estaba hablando al pueblo judío, así que “la verdad que
ellos conocerían” no podría haber sido el antiguo pacto de la ley,
en el cual ellos ya estaban bien versados. Conocer e intentar
guardar la ley para ganar su justicia no les había dado la libertad que ellos
buscaban. Ésta, de hecho, se había convertido para ellos en un yugo
increíblemente pesado de soportar.
Para entender qué
es “la verdad”, quiero llevarte a Hechos 15, en donde el Concilio de Jerusalén
se había reunido para debatir cuál de las leyes del antiguo pacto debería
imponerse a los creyentes gentiles. Mira lo que Pedro dijo:
“Y Dios, que conoce
el corazón, les dio testimonio dándoles el Espíritu Santo, así como también nos
lo dio a nosotros; y ninguna distinción hizo entre nosotros y ellos,
purificando por la fe sus corazones. Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios
poniendo sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni
nosotros hemos podido llevar? Creemos más bien que somos salvos por la gracia
del Señor Jesús, de la misma manera que ellos también lo son.” —Hechos 15:8–11
Cuando Pedro habló
de que Dios había dado el Espíritu Santo a los creyentes gentiles de la misma
manera que les había dado el Espíritu Santo a los creyentes judíos, él se
estaba refiriendo a su predicación en la casa de Cornelio y cómo el Espíritu
Santo cayó sobre todos los gentiles que estaban allí
escuchándolo mientras hablaba estas palabras: “De este dan testimonio
todos los profetas, de que por Su nombre, todo el que cree en Él recibe
el perdón de los pecados.” (Hechos 10:43–44) Nota que
cuando los gentiles de allí simplemente pusieron su fe en el
Señor Jesús para el perdón de sus pecados, ¡ellos fueron llenos del Espíritu
Santo!
Los creyentes
judíos que estaban presentes con Pedro se sorprendieron al ver cómo incluso los
gentiles podían recibir el Espíritu Santo de la misma manera que ellos lo
habían hecho. (Hechos 10:45–46) Era un fenómeno impensable y sin
precedentes que los judíos de la iglesia primitiva presenciaran eso, ya que
bajo las leyes del Antiguo Testamento, los gentiles eran considerados inmundos.
(Hechos 10:28) Más tarde, los creyentes judíos reconocieron que Dios
también había concedido a los gentiles “el arrepentimiento que conduce
a la vida.” (Hechos 11:18)
Esto me lleva al
siguiente punto. En el Concilio de Jerusalén, Pedro declaró que los
corazones de los creyentes gentiles habían sido purificados por la fe.
(Hechos 15:9) No por sus obras, sino porque creyeron
correctamente —creyendo que aquellos que creyeron en el Señor
recibirían la remisión de sus pecados y serían hechos la justicia de
Dios. ¿Puedes ver eso?
¿Cómo somos hechos
justos hoy? ¿Cómo se purifican nuestros corazones hoy? ¡Por fe en la obra consumada de nuestro
Señor en la cruz!
Jesús dijo: “Bienaventurados
los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.” (Mateo
5:8) Ahora, ¿quiénes son los de corazón
limpio? Aquellos cuyos
corazones han sido purificados por la fe. ¡Amén! Así
es como nosotros usamos las escrituras para interpretar las
escrituras. Así que no permitas que nadie te diga que para tener un
corazón puro, tú necesitas hacer esto y aquello, y si no cumples con su lista
de lo que debes y no debes hacer, tu corazón no será puro.
¿Puedes ver lo
peligrosas que pueden ser las opiniones de los hombres? Así como
así, los preciosos creyentes pueden tener un gran temor de que si ellos no
están haciendo algo lo suficientemente difícil para mantener puros sus
corazones continuamente, ellos perderán su salvación y terminarán sin ver al
Señor.
De acuerdo con la
autoridad de la Palabra de Dios, nuestros corazones son purificados por
la fe en nuestro Señor Jesús. ¡Aleluya! Permite
que esta verdad ponga una confianza inquebrantable en tu corazón con respecto a
tu salvación, tu relación con el Señor, tu futuro y las cosas buenas que
suceden por ti y para ti.
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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