Inspiración De Gracia
“¡Jerusalén, Jerusalén, la que
mata a los profetas y apedrea a los que le son envidados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como
la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa se os deja
desierta.” Lucas 13:34-35
Hay una hermosa
imagen escondida en el versículo 4 del Salmo 91. Es la imagen de una
mamá gallina protegiendo a sus polluelos. Las escrituras anteriores
registran cómo el Señor Jesús miró a Jerusalén y se lamentó por ella. Más
tarde, Jesús lloró sobre Jerusalén, diciendo: “Porque
sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te
sitiarán y te acosarán por todas partes. Y te derribarán a tierra, y
a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no
conociste el tiempo de tu visitación.” (Lucas 19:43–44) La
palabra griega para “lloró” en el versículo 41 es klaio, y
significa estar tan afectado emocionalmente como para sollozar y gemir en voz
alta.
¿Puedes ver las
tiernas misericordias del Señor hacia Israel mientras derramaba muchas lágrimas
por ella? Él deseaba poder reunir a Israel bajo Sus plumas como una
gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, pero el Señor no pudo
imponerles Su protección porque ellos lo rechazaron. Yo creo que mientras
nuestro Señor lloraba, Él previó no solo el asedio romano de Jerusalén, cuando
el templo fue incendiado y muchos de los judíos fueron asesinados o vendidos
como esclavos, sino que también previó los horrores del Holocausto.
Note que el Señor
dijo: “¡Y no quisiste!” Esto nos dice claramente que el
Señor no nos impondrá Su protección si nosotros no estamos dispuestos a
refugiarnos bajo Sus alas.
Amado, ¿estás
dispuesto a que el Señor Jesús te proteja a ti y a tu familia
hoy? Entonces díselo a Él. Nunca demos por sentada la
protección de nuestro Señor. En cambio, tomemos tiempo todos los
días para hacerle saber que estamos poniendo nuestra confianza en Él para que nos cubra y nos proteja.
¿Quieres saber lo
qué pasa cuando haces eso? Mira lo que Booz le dijo a Rut: “Que
el Señor recompense tu obra y que tu remuneración sea completa de parte
del Señor, Dios de
Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.” (Rut
2:12) ¡Wow! Ya era un privilegio para esta moabita
marginada, que estaba descalificado por la ley, encontrar refugio bajo las alas
del Dios de Israel. Pero Dios incluso la recompensó por hacerlo.
Del mismo modo, es
un privilegio para nosotros poder refugiarnos bajo Sus alas. Sin embargo, cuando le decimos al Señor
que lo necesitamos y queremos Su refugio, Él nos da una recompensa completa por
confiar en Él y estar bajo Sus alas. ¡Qué Dios tan amoroso!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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