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domingo, 30 de octubre de 2016

La Sangre De Jesús Está En El Asiento De Misericordia

Tomará además de la sangre del novillo y la rociará con su dedo en el lado oriental del propiciatorio; también delante del propiciatorio rociará con su dedo siete veces de la sangre.
Levítico 16:14

Si has visto la película, Los Cazadores del Arca Perdida, recordarás que cuando la tapa del arca fue levantada, criaturas de aspecto extraño flotaron por los aires y destruyeron a las personas a su alrededor.  Aunque parecía interesante, esto es bíblicamente inexacto —el arca de la Biblia no contenía criaturas de aspecto extraño.  ¿Entonces qué cosas eran las que estaban ahí dentro?
Había tres artículos en el arca: la urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que retoñó y las dos tablas de piedra sobre las cuales Dios había escrito los Diez Mandamientos. (Hebreos 9:4)  Estos artículos son realmente símbolos de la rebelión del hombre.  La urna de oro que contenía el maná representa el rechazo del hombre a la provisión de Dios.  La vara de Aarón que retoñó representa el rechazo del hombre a la dirección de Dios y las dos tablas de piedra de los mandamientos de Dios, representa el rechazo del hombre a Su modelo de santidad.
Pero debido a que Dios se deleita en la misericordia, Él tenía estos artículos guardados en el arca y cubiertos con el asiento de misericordia, el cual tenía dos querubines en él. (Hebreos 9:5)  Y, una vez al año, el Sumo Sacerdote entraría al Lugar Santísimo, en donde estaba el arca, y rociaría la sangre del sacrificio de los animales en el asiento de  misericordia.  Esto significa que los ojos de Dios, representados por los ojos de los querubines, no verían los símbolos de la rebelión del hombre.  Y mientras la sangre estaba allí en el asiento de la misericordia, Él sólo vería la sangre y aceptaría a las personas.
Hoy, Jesús es nuestro Sumo Sacerdote y Él Mismo ha rociado Su propia sangre en el verdadero asiento de misericordia en el cielo —el trono de gracia. (Hebreos 9:23-26)  Curiosamente, el número de veces que el Sumo Sacerdote del Antiguo Testamento tuvo que rociar la sangre sobre el asiento de misericordia —siete— habla del sacrificio perfecto de Jesús.  Y debido a que Su sacrificio es perfecto y Él es perfecto, nosotros, los que estamos en Cristo, ¡tenemos para siempre una posición perfecta delante de Dios!
Mi amigo, mientras te presentas hoy a Dios, no te preocupes por estar por debajo de Su estándar de santidad.  Él no ve tus pecados. (Hebreos 8:12, 10:17)  Él ve la sangre de Su Hijo sobre el propiciatorio.  ¡Tú tienes una posición perfecta delante de Él, para siempre!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

Pensamiento Del Día

Dios no ve tus pecados.  Él sólo ve la sangre de Su Hijo sobre el asiento de misericordia.


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