Inspiración De Gracia
De Cristo os habéis separado,
vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis
caído. Gálatas 5:4
¿Qué te viene a la
mente cuando escuchas la frase “cayó de la gracia”? Hoy, cuando
alguien peca, los ministros dicen que la persona “cayó de la
gracia”. Sin embargo, curiosamente, cuando el apóstol Pablo escribió
a la iglesia de Corinto, él nunca les dijo a los corintios que
ellos habían caído de la gracia, a pesar de todos sus pecados.
La escritura de hoy
nos da la verdadera definición de “caer de la gracia”. Esta nos dice
que caer de la gracia es caer en la ley, es decir, tratar de ser justificado
por obedecer la ley. Observa aquí que la gracia es
un terreno elevado. En otras palabras, cuando estás bajo la ley,
tú has caído del terreno elevado de la gracia. De igual manera, el
propiciatorio en el arca del pacto está puesto por encima de
los Diez Mandamientos, por lo que caer de la gracia es volver a los Diez
Mandamientos.
Quiero que sepas lo
que las Escrituras realmente dicen acerca de caer de la gracia para que no te
robes a ti mismo el poder de reinar en la vida. Cuando tú fallas, no
tengas la idea de que “has caído de la gracia” y luego intentes volver a “la
buena gracia” de Dios por tus propios esfuerzos. No, la gracia de
Dios no puede merecerse, ganarse, ni justificarse. Esta solo se
puede recibir. Y tú te
conviertes en un buen receptor de Su gracia que te da el poder para reinar en
la vida, cuando llegas al final de ti mismo —al final de tus propios esfuerzos
por salvarte. Cuando ves tu
necesidad de Jesús, y recibes y descansas en Su obra terminada (especialmente cuando has fallado), es cuando
el favor inmerecido de Dios —Su gracia salvadora— se desata en tu vida.
Miriam, que vive en
Texas, descubrió que esto era verdadero en su vida:
Pastor Prince, fui
una creyente durante mucho tiempo, pero estaba muy frustrada en mi caminar
cristiano porque no estaba viviendo una vida victoriosa. Estaba
enojada con la iglesia, enojada con Dios y me cuestionaba de qué se trataba
esta vida en Jesucristo. También estaba enojada con mi familia,
particularmente con mi hijo por su comportamiento rebelde. De
acuerdo con las enseñanzas que había recibido y lo que hacía para obedecerlas,
se suponía que todo debía estar saliendo bien.
Comencé a tomar
caminatas temprano por la mañana y a derramar mi corazón en Dios. Le
dije a Él lo frustrada que estaba y le pedí que me mostrara en dónde me había
equivocado. También le dije que no podía amar a mi hijo por lo que
él era. Así que le pedí a Dios que amara a mi hijo, porque aunque yo
no podía, sabía que Él si podía.
Le entregué a Él
toda mi ira y comencé a ver mejoras en aquellas áreas en las que había estado
luchando. Le dije a Dios que solo quería vivir la vida que Jesús
vino a darme, porque no creía que Jesús hubiera pasado por esa muerte horrible
para que yo viviera mi vida derrotada.
Poco después de
eso, leí un libro suyo y me di cuenta de que estaba viviendo bajo una
combinación de ley y gracia. Comencé a aprender a mantener mis ojos
en la obra terminada de Jesús y a confiar en Él para vivir en el
reino. Nadie me había enseñado jamás sobre la gracia de nuestro
Señor Jesús y el amor que el Padre Dios nos dio a través de la obra consumada
de Su Hijo, y nunca había entendido lo que es vivir la vida como una nueva
criatura en Cristo Jesús.
Desde entonces he
aprendido que no se trata de cuánto yo intente creer o cuánto intente ser buena
para merecer la gracia de Dios. Aprendí que es un regalo y mi
respuesta ahora siempre es: “Gracias, Padre Dios, por amarme tanto y darme esta
abundancia de Tu gracia y el regalo de la justicia a través de Jesucristo.” Su
enseñanza de la gracia de nuestro Señor Jesús ha cambiado mi enfoque para ver
el amor de Jesús y Su obra terminada. ¡El deseo de mi corazón es ser
luz en el mundo, representar a Jesús en espíritu y en verdad, y ser
transformada a Su imagen por el Espíritu Santo desde adentro hacia
afuera! Y alabado sea Dios, mi relación con mi hijo ha sido
restaurada porque permití que Dios Padre lo amara. Ahora, yo siempre
veo a mi hijo a través de Sus ojos.
Amigo, tal como lo
hizo Miriam, es hora de que tú salgas de la combinación, la confusión y la
derrota. Es hora de liberarte de la atadura paralizante de todo lo
que te ha retenido. ¿Cómo? Cayendo en los brazos de la
gracia. La gracia es el terreno elevado sobre el que Dios quiere que
tú estés parado. Solo la gracia de Dios tiene el poder para sacarte del
ciclo de pecado y fracaso. ¡La buena noticia es que hoy, tú
puedes abrazar el favor inmerecido, no ganado y no justificado de nuestro
Señor, y comenzar a tener dominio sobre el pecado!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince