Inspiración De Gracia
El que no escatimó ni a Su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con Él, todas las cosas? Romanos 8:32, NVI
Isaías 53:5 nos
dice que por las llagas de Jesús nosotros somos sanos. Cada llaga
que Él llevó mientras era azotado, era para nuestra sanidad. Y Él
voluntariamente permitió que latigazo tras latigazo Su cuerpo fuera desgarrado
para que tú y yo pudiéramos estar bien. Nunca creas la mentira del
enemigo de que Dios quiere que estés enfermo o que Él no está dispuesto a
sanarte. En la cruz, nuestro Señor Jesús demostró de una vez por
todas que Él quiere que estés bien.
La Biblia incluso
nos dice que el Señor quiso “quebrantarlo”. (Isaías 53:10) Yo
solía preguntarme cómo
pudo haber querido el Señor quebrantar a Su propio Hijo. Entonces,
un día, el Señor me lo mostró.
Mi esposa, Wendy, y
yo habíamos ido a un centro comercial y el estacionamiento más cercano que
pudimos encontrar estaba bastante lejos. Hicimos muchas compras ese
día y antes de darnos cuenta, teníamos las manos llenas con bolsas de
compra. Para ese tiempo, nuestra Jessica, que era un querubín de dos
años, estaba cansada y quería que la cargaran. Yo la levanté con un
brazo y ella estaba tan agotada que se quedó dormida en mi hombro casi de
inmediato.
Mientras
caminábamos hacia nuestro coche, sentí que mi brazo se dormía y me di cuenta de
que el auto estaba mucho más lejos de lo que pensaba. Sentí como si
un millón de alfileres y agujas estuvieran perforando mi brazo, y sabía que
podía detener ese dolor ardiente simplemente poniendo a Jessica en el suelo y
haciéndola caminar el resto del camino. Pero ella estaba durmiendo
tan profunda y sólidamente que yo no pude soportar bajarla. Yo la
amaba tanto que estaba dispuesto a “quebrantar” mi brazo para que mi preciosa
pequeña pudiera seguir durmiendo.
De repente comencé
a entender cómo podría Dios querer quebrantar a Jesús, a quien se describe en
el mismo capítulo como “el brazo del Señor”. (Isaías
53:1) El Señor quiso quebrantar a Su Hijo unigénito debido a Su gran amor por ti y por mí. Esa
era la única manera en que Dios podía salvarnos del pecado y la enfermedad, y
Él voluntariamente eligió entregar a Su Hijo.
Hoy tú puedes tener
plena seguridad de que Dios quiere
sanarte. La Biblia nos dice: “El que no eximió ni a Su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá
también con Él todas las cosas?”
Dios ya nos dio lo mejor del cielo
cuando nos dio a Su amado Jesús. ¿Qué son nuestras
necesidades temporales cuando Él ya nos ha dado un regalo que es
eterno? Cualesquiera que sean tus necesidades, ya sea provisión
financiera o sanidad para tu cuerpo, todas son menores en comparación con el regalo
de Su Hijo. ¿Cómo no habrá de darte generosamente, junto con Él,
todas las cosas?
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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