Inspiración De Gracia
“Nunca
te dejaré ni te desampararé.” Hebreos 13:5
Si estás enfrentando un
problema médico hoy, oro por que el Señor te imparta esperanza, vida y
fortaleza. Quizá hayas adquirido los elementos de la Santa Cena y comenzaste
a participar de ella. Si es así, ¡alabado sea el Señor! Sigue
perseverando hasta que recibas tu liberación, tu milagro.
Pero quizás estés pensando: He leído
tantos testimonios y parece que todos los demás han recibido su milagro y están
viviendo en la cima de la montaña. Pero, ¿dónde está Dios en mi
situación? ¿Acaso me quedaré en este valle para siempre?
Amado, quiero que sepas que Él nunca te deja ni te abandona.
Él está cerca de aquellos que tienen el corazón quebrantado (Salmos
34:18), y ahora mismo, en tu situación, mientras
tú clamas a Él, Él es atraído a ti.
Él es tanto el Dios de los montes como el Dios
de los valles. (1 Reyes 20:28) Él está contigo incluso en el valle, y
debido a eso, tú puedes tener la confianza de que vas a superarlo.
(Salmos 23:4)
Yo realmente creo que conocer las verdades
acerca de la Santa Cena puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para
ti y tus seres queridos. De hecho, yo experimenté el poder sanador de la
Santa Cena mientras escribía mi libro, “Ven A La Mesa.”
Cuando mi hijo de seis años, Justin, se cayó
de una estructura en el patio de la escuela y se lastimó la cabeza, mi esposa,
Wendy, lo llevó al hospital para una revisión médica completa. Los
médicos lo sometieron a una tomografía computarizada y descubrieron que se
había fracturado el cráneo. Después de que comenzó a vomitar, un escaneo
más detallado encontró una segunda fractura en su cráneo. Ellos también
descubrieron un sangrado en su cráneo y sangre en su oído medio.
Fue desgarrador para mí ver a mi pequeño niño
llorando y agarrándose la cabeza, retorciéndose y rodando en un vano intento
por detener el dolor intenso. Tampoco fue fácil para mí mirar las
imágenes del escáner y escuchar a su médico hablar sobre el posible efecto de
la lesión en el cerebro de Justin. El miedo se apoderó de mi corazón, y
fue realmente una lucha el permanecer en calma.
Aparte de darle analgésicos y monitorearlo,
los médicos no pudieron hacer mucho por Justin. Pero Wendy y yo sabíamos
que Dios podía, y durante todo el período de su hospitalización, nosotros
tomamos la Santa Cena con él al menos tres o cuatro veces al día.
Sorprendentemente, cada vez que participábamos
de la Santa Cena con Justin, sus dolores de cabeza se hacían menos dolorosos y
él mejoraba cada vez más. Los médicos esperaban que Justin tardara al
menos seis semanas en mejorar, pero el Señor aceleró tanto su recuperación que
en menos de tres semanas ellos le dieron el visto bueno para regresar a la
escuela. ¡Toda la gloria sea a Jesús!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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