Inspiración De Gracia
Dando
gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos
en luz. Porque Él nos libró del dominio
de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado, en quien tenemos
redención: el perdón de los pecados. Colosenses 1:12-14
Hace años, cuando comencé
a predicar, uno de mis héroes espirituales en ese entonces dijo: “No hay nada
malo en Dios y nada malo en Su Palabra. Cuando tú no recibes de
Dios, es que algo anda mal contigo.” Así que, eso fue lo que yo
también le enseñé a mi iglesia. Yo quería que mi gente fuera sanada
y restaurada, y por eso les enseñé una lista de razones por las que ellos no
estaban recibiendo sus sanidades, pero esa lista solo seguía creciendo.
Un día, yo escuché la voz del Espíritu Santo
en mi interior diciendo: “¡Deja de descalificar a Mi gente!”
Le respondí: “Pero Señor, yo no los estoy descalificando. Estoy
tratando de que califiquen para recibir Tu sanidad.”
Mientras decía eso, mis ojos fueron abiertos y
me arrepentí. Yo no puedo hacer que alguien califique para recibir
sanidad, y tampoco necesito intentarlo. Dios ya nos ha
hecho estar calificados por medio de la sangre de Su Hijo. La
Palabra de Dios dice esto muy claramente en los versículos anteriores.
Hoy, tú y yo podemos dar gracias al Padre,
quien ya nos hizo estar calificados. Nosotros ya estamos calificados para ser partícipes de cada
bendición. Y no solo eso, Él
ya nos ha liberado del
poder de las tinieblas y nos ha llevado al reino del Hijo de Su amor. Eso
significa que el diablo ya no tiene
control sobre nosotros. Él no
tiene poder sobre nosotros. Él no
tiene autoridad para robarnos nuestra salud.
Sea cual sea el pecado que tú hayas cometido,
cuales quiera que sean las faltas que hayas cometido, deja de
descalificarte. Tal vez tú no creas que mereces ser sanado debido a
toda la comida chatarra que has comido durante años o porque no has hecho
ejercicio. Nada de lo que tú puedas hacer es tan poderoso que pueda
borrar la obra terminada de Cristo.
Sí, debemos comer de manera saludable y cuidar
nuestro cuerpo. Pero lo que estoy diciendo es que incluso si has
cometido errores, tú no tienes que descalificarte. De eso se trata
la gracia —¡la gracia es para los que no la merecen!
No hay nada malo con Dios, nada malo con Su
Palabra y definitivamente no hay nada malo contigo porque Jesús ya quitó de manera efectiva y perfecta todos tus pecados por
medio de Su sangre. Él ya te ha calificado para que recibas Su
sanidad con libertad. Tú puedes declarar con confianza “Sí” y “Amén”
a esta promesa de Dios en Cristo. (2 Corintios 1:20) ¡Ahora recibe
tu sanidad!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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