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martes, 7 de octubre de 2014

No Necesitas Persuadirlo

Medita En

 ... Y Él, tomándole, le sanó, y le despidió.
Lucas 14:4

Jesús estaba en la casa de uno de los gobernantes de los fariseos para comer el pan en el día de reposo, y Él estaba siendo vigilado de cerca.  Imagina ser invitado a cenar a la casa de alguien solo para que el anfitrión y sus amigos puedan juzgarte y encontrar tus faltas!
A pesar de las circunstancias desfavorables, nada pudo impedir que la bondad del corazón de Jesús se manifestara.  La Biblia dice que “he aquí estaba delante de Él un hombre hidrópico” (es decir que tenía hinchados los brazos y las piernas) (Lucas 14:2).  Jesús no podía ver a este hombre enfermo y solo olvidarlo.  Él deseaba sanar a este hombre a pesar de que sabía que todos a Su alrededor estaban en contra de ello.
Así que Jesús les habló a los fariseos diciendo: “¿Es lícito sanar en el día de reposo?”  Los fariseos legalistas y sin compasión, se quedaron en silencio.  Me encanta lo que Jesús hizo después: “Y Él, tomándole, le sanó, y le despidió.”  ¡Directo al punto!  Después, Jesús se volvió a los Fariseos y les dijo: “¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?” (Lucas 14:5).
Fíjate en la palabra “inmediatamente”.  Para el Señor, una persona enferma es como si hubiera caído a un pozo requiriendo de ayuda inmediata.  Es así como el Señor ve a las personas que están enfermas.  Él las ve como necesitadas de atención inmediata.
Mi amigo, si tú estás enfermo hoy, Jesús te quiere sano.  Él no va a decirte: “Hoy es mi día de descanso.  Regresa mañana.”  No, Su mano derecha está extendida y lista para sacarte del pozo.  Él no necesita que tú lo persuadas.  Actúa con fe y aférrate a Su amorosa y poderosa mano!
Bendiciones,

Joseph Prince


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