Lucas
15:22-23
Pero el
padre dijo a sus siervos: “Pronto; traed la mejor ropa y vestidlo, y poned un
anillo en su mano y sandalias en los pies; y traed el becerro engordado,
matadlo, y comamos y regocijémonos"
¿Qué
dirías si tu hijo, a quien le has dado una gran herencia, viene gateando a casa
un día después de haber perdido todo su dinero en una vida desenfrenada?
En la
parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-24), el padre no dice una palabra sobre
perder o malgastar, a pesar de que su hijo de hecho ha perdido su herencia en
una vida desenfrenada. El padre
solamente mira a su hijo viniendo a casa, como una oportunidad para demostrarle
lo mucho que lo ama y para restaurar para él, lo que había perdido.
Como
el padre de la parábola, es el deseo de tu Padre abrazarte y mostrarte lo mucho
que eres amado. Y es Su gran placer,
restaurar para ti todo lo que tú has perdido.
Tal
vez hayas perdido a alguien recientemente, o estás frustrado porque algo se va
a echar a perder debido a una mala decisión que has tomado. Mi amigo, Dios no ve el propósito de perder o
desperdiciar, de la manera que tú lo haces.
Cuando tú te acercas a Él con eso, Él lo ve como una oportunidad para
restaurar para ti “lo que se ha perdido o desperdiciado.”
Aún
si, como el hijo pródigo, te sientes muy lejos de tu Padre celestial, o incluso
sientes que lo has decepcionado, no te desanimes. La verdad es que en el momento en que viniste
a Él, Él inmediatamente restauró para ti el manto de honor, para vestir tu
desnudez, el anillo de autoridad, para declarar tu posición de poder y dominio,
y las sandalias en tus pies (lo cual los sirvientes no usan), para reinstalarte
como a un hijo en Su casa.
Él te
reconfirma que tú nunca has perdido tu posición de hijo. Y celebra tu regreso a Él matando un ternero
engordado, porque tú eres Su hija amada, a quien Él aprecia.
Amado,
en la casa de tu padre. Tú no solo
recibes bajo Su protección completa, sino también puedes disfrutar Su
inagotable provisión y Su amor incondicional.
Pensamiento Del Día
Es el deseo de tu Padre,
demostrarte lo mucho que eres amado, y el restaurarte lo que has perdido.
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