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miércoles, 22 de abril de 2015

Cuando Es Más Bendecido Recibir

Lucas 10:42
… María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.
Si Jesús viniera a tu casa, ¿qué harías?  ¿Le pedirías que se siente y comenzarías a servirle?  ¿O te sentarías con Él y comenzarías a tomar de Él?  ¿Le permitirías servirte y llenarte?
Jesús llegó a la casa de dos hermanas, Marta y María (Lucas 10:38).  Marta vio Su cansancio.  Ella sabía que Jesús había estado caminando varias millas, haciendo el bien, sanando a los enfermos y satisfaciendo las necesidades de las personas.  Obviamente, Él debe estar cansado, pensó ella, así que lo vio como a alguien de quien tenía que hacerse cargo.
María, sin embargo, vio más allá del cansancio externo de Jesús, ella vio Su divinidad.  Vio que Él era alguien de quien ella necesitaba tomar.  Y al hacer esto, ella lo hizo sentir a Él como Dios —el Salvador que había venido para servirla y no para ser servido por ella (Mateo 20:28).  ¡Jesús incluso la elogió por haber escogido la mejor parte!
Nuestras mentes humanas simplemente encuentran esto difícil de creer.  Algunas personas me dicen: “Pero Pastor Prince, la Biblia dice que es más bienaventurado dar que recibir” (Hechos 20:35).  Y cuando se trata de los hombres, esto es verdad.  Pero cuando se trata de Dios, Él quiere dar.  De hecho, a menos que tú aprendas a recibir de Dios, no vas a tener nada para dar a las personas.
¿Cuál de las hermanas le dio a Jesús el banquete más dulce, que lo llenó?  ¡Marta, que estaba muy ocupada preparando comida para Él?  ¿O María, que se sentó sin moverse, y tomó profundamente de Él?  Fue María.  Ella hizo que Jesús tuviera esa sensación de Su gloria divina.  Ella permitió que Jesús fuera el dador, para ser Dios.
Al igual que Marta, nosotros siempre confundimos los roles.  De alguna manera pensamos que Dios necesita nuestro servicio, pero Él realmente quiere llenarnos primero.  Los oídos y el corazón de María eran más preciados para Jesús, que las manos y pies de Marta.
Nosotros utilizamos nuestros oídos y corazones para tomar de Jesús.  Usamos nuestras manos y pies para servirle a Él, y hay lugar para eso.  Pero nuestro sentido y apreciación de la llenura divina de Dios, es más preciada para Él que todo el servicio que podamos rendirle.  Y cuando tú tomas de Él, no puedes evitar convertirte en un gran dador y siervo.
Pensamiento Del Día

A menos que aprendas cómo recibir de Dios, no vas a tener nada que dar a las personas.


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