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domingo, 6 de septiembre de 2015

No Pongas Tu Fe En Las Dietas Y El Ejercicio

Salmos 118:8
Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre.
Mucha gente piensa que la forma de estar saludable es vigilar lo que comen.  Por ejemplo, muchas personas dicen que la dieta Mediterránea es muy saludable.  Estoy de acuerdo, de manera general.  Pero ¿sabías que las personas a las que Jesús sanó también llevaban una dieta Mediterránea?  Ellos no comían carne de cerdo, ni camarones, por ejemplo, porque eran judíos y estas cosas no son kosher para ellos.
Sé que quieres caminar en salud divina.  Pero Dios no quiere que tu enfoque esté en la comida —qué comer, qué no comer— ni en hacer ejercicio —cómo hacer ejercicio, cuándo hacer ejercicio.  Todos estos son medios naturales en los que la gente del mundo confía.  Es mejor confiar en el Señor y en Su obra terminada, que poner tu confianza en los últimos planes de alimentación hechos por los hombres y los regímenes de ejercicio.
En la cruz, Jesús tomó tus enfermedades y llevó tus dolores, y por Sus heridas fuiste sanado (Isaías 53:4-5).  La Biblia incluso nos dice cómo escapar de la enfermedad y la muerte prematura —al discernir el cuerpo del Señor cuando participamos de la Cena del Señor (1a Corintios 11:29-30).  Pero en vez de centrarse en estas verdades, muchos de nosotros preferimos centrarnos en la dieta y el ejercicio.
Ahora, yo no estoy en contra de alimentarse bien o hacer ejercicio.  Yo mismo me ejercito y cuido lo que como.  Por ejemplo, no me gusta comer alimentos grasosos porque me hacen sentir incómodo.  Y cuando tengo que predicar, hago lo que puedo para no comer alimentos que me hacen eructar.
Pero yo como generalmente cosas saludables no porque confíe en la dieta para estar sano.  Yo no me ejercito porque confíe en el ejercicio para estar sano.  No, yo confío en la obra terminada de Cristo para estar sano.  Yo como bien, porque me gusta sentirme bien y hago ejercicio porque disfruto el ímpetu, el sudor.
Dios quiere que tú seas libre cuando se trata de comer y hacer ejercicio.  No hagas leyes para comer y hacer ejercicio, y luego confíes en estas leyes para que te den salud “divina”.  Confía en la obra terminada de Cristo.  Discierne Su cuerpo cuando participas de la Comunión de la Santa Cena.  ¡Y simplemente disfrutar de tu comida y tu entrenamiento!
Pensamiento Del Día

Es mejor confiar en el Señor y en Su obra terminada, que poner tu confianza en los últimos planes de alimentación hechos por los hombres y los regímenes de ejercicio.


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