Inspiración De Gracia
Mas
temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, sean corrompidos así
vuestros sentidos en alguna manera, de la simplicidad que es en Cristo. 2 Corintios 11:3, RVA
Hace varios años, el Señor comenzó a
hablarme sobre sanidad de una manera muy fuerte. Él me llevó a leer un versículo que creo que
expresa claramente Su voluntad para nosotros. Este fue escrito por el discípulo a quien
Jesús amaba, el discípulo que fue testigo ocular mientras Jesús iba sanando a
todos los que venían a Él, el discípulo que se apoyaba en el pecho de Jesús y
conocía el latido de Su amor:
Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera
tu alma, y que tengas buena salud.
—3 Juan 1:2
Lo que quiero que veas es esto: Juan le estaba escribiendo
al bienamado Gayo, un creyente. Juan
sabía que el alma de Gayo ya estaba prosperando.
Si tú has invitado a Jesús a tu corazón para que sea tu
Señor y Salvador, entonces tú has recibido el regalo de la vida eterna y puedes
tener la seguridad plena de que el cielo es tu hogar. (Rom. 10:9–11) Independientemente de las dificultades que
puedas enfrentar en el exterior, tu alma, que es eterna, ha comenzado a
prosperar.
Pero a Juan no le bastaba con saber que el alma de Gayo
estaba prosperando. Juan oró por que
Gayo también fuera “prosperado en todo… y
que tenga buena salud.” En otras
palabras, tú puedes orar por que tu exterior, tu cuerpo físico, esté sano, así
como tu alma está sana en Cristo.
Tú puedes estar seguro de que la voluntad de Dios para ti es
que estés sano porque Su Palabra declara eso. Dado que Su voluntad para ti es que tengas “buena salud”, no sigas la tradición humana o la opinión del hombre
que dice que a veces Su voluntad es que tú estés enfermo.
No dejes que las conjeturas y teorías de los hombres te
hagan creer la mentira de que tal vez Dios quiere que soportes la enfermedad en
tu cuerpo para que puedas aprender a confiar más en Él o crecer en paciencia. Debido a lo que Jesús hizo en el Calvario, nosotros
podemos estar seguros de que la enfermedad nunca viene de Dios. ¡Sanidad es lo que viene de Dios!
Vuelve a la simplicidad de declarar como un niño: “Cristo me
ama, bien lo sé, Su Palabra dice así…” De
la misma manera, ¿cómo sé que Jesús quiere que nosotros caminemos en Su salud y
Su plenitud? Porque la Biblia lo dice
así.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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