Inspiración De Gracia
Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará cosas buenas a los que le piden? Mateo
7:11
Como padre, siempre me duele ver que mis hijos no están bien. Mi
primera hija, Jessica, ya creció, pero recuerdo cómo me rompió el corazón verla
llorar cuando sufría de una fiebre viral cuando era bebé.
Recuerdo estarla
cargando en mis brazos y orar por ella mientras daba vueltas por su
habitación toda la noche. Le di baños de esponja a su cuerpo febril
una y otra vez. Mientras ella estaba enferma, yo no podía descansar.
Yo odiaba la fiebre
que hacía que mi bebé convulsionara por el dolor. Habría hecho
cualquier cosa para aliviar su malestar. Si hubiera podido llevar su
fiebre en mi propio cuerpo para que ella no tuviera que pasar ese dolor, lo
habría hecho con mucho gusto.
Lo que yo siento
cuando mis hijos no se sienten bien es solo un reflejo microcósmico de lo que
nuestro Padre celestial siente por nosotros cuando no nos sentimos
bien. Él quiere que nosotros estemos rebosantes de salud y vida. Él odia las enfermedades y
los dolores por lo que estos nos hacen.
Pero la diferencia
es esta: Él, sí pudo tomar nuestras enfermedades y ponerlas sobre el cuerpo de
Jesús mientras Él colgaba de la cruz, para que nosotros no tuviéramos que
sufrirlas. La Biblia nos dice: “Él Mismo llevó nuestros dolores y cargó nuestras enfermedades.” (Mateo
8:17)
¿Por qué hizo eso
nuestro Señor Jesús? Porque Él nos ama mucho. Él no podía descansar hasta haber asegurado
nuestra salvación, nuestra salud y nuestra plenitud. Finalmente,
cuando Él hubo soportado todos los pecados, todas las enfermedades y todos los
dolores sobre Su propio cuerpo, Él clamó: “¡Consumado es!” (Juan 19:30) y descansó.
La Biblia nos
muestra esto claramente: Dios es un Dios
bueno. Él es nuestro amoroso Padre celestial. Es por
eso que yo no puedo entender por qué hay quienes enseñan que Dios a veces usa
la enfermedad para enseñarnos una lección o enseñarnos que debemos “orar mucho”
para recibir Su sanidad.
¿Puedes imaginar a
algún padre terrenal infligiendo sufrimiento a su propio
hijo? ¿Necesitarías tú ser persuadido para aliviar el dolor de tu
hijo?
Hay incluso algunas
personas que afirman que a veces la voluntad de Dios para nosotros es que
estemos enfermos. Pero cuando sus propios hijos se enferman, ellos
hacen todo lo que está a su alcance para asegurarse que se
recuperen. Si realmente fuera la voluntad de Dios para nosotros, que
estemos enfermos, ¡buscar la manera de recuperarnos sería tratar
deliberadamente de salirnos de la voluntad de Dios!
Amigo, rechaza
cualquier cosa que sugiera, aunque sea remotamente, que Dios usa la enfermedad
y el sufrimiento para enseñarnos algo. ¡Nuestro Padre está lleno de gracia y misericordia, y quiere que
nosotros estemos sanos, que tengamos provisión y que estemos protegidos de toda
clase de mal, de las enfermedades y los dolores!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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