Inspiración De Gracia
Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará cosas buenas a los que le piden? Mateo 7:11
Algunas personas me
han llamado un predicador del “evangelio de la prosperidad”, de la salud y la
riqueza. En realidad, no existe tal “evangelio de la
prosperidad”. Solo hay un
evangelio y ese es el evangelio de Jesucristo. A través de la obra terminada de Jesús en
la cruz, tú puedes depender de Él para que Su vida de resurrección palpite y
fluya en tu cuerpo físico desde la coronilla de tu cabeza hasta las plantas de
tus pies. Las enfermedades y los dolores no vienen de
Dios. En la cruz, Jesús no
solo cargó con nuestros pecados, sino también con nuestras enfermedades,
dolencias y padecimientos, y “por Sus llagas fuimos nosotros curados.” (Isaías
53:5)
Eso no es todo,
amigo. ¡En la cruz, Jesús
cargó con la maldición de la pobreza! Esto es lo que la Palabra de
Dios declara: “Porque conocéis la gracia [favor inmerecido] de nuestro
Señor Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a vosotros se hizo
pobre, para que vosotros por medio de Su pobreza llegarais a ser ricos.” (2
Corintios 8:9) Lee 2 Corintios 8 por ti mismo. Todo el
capítulo es acerca del dinero y de ser una bendición económica para quienes
están en necesidad. Así que, no dejes que nadie te diga que este
versículo se refiere a las riquezas “espirituales”. Déjame decirte
esto: ¡Es el diablo quien te quiere enfermo y pobre, porque el Dios que yo conozco pagó un precio muy
alto para redimirte de la maldición de la enfermedad y la pobreza!
Entendamos cómo
Dios trata con nosotros desde el punto de vista de una relación. Como
padre, ¿cómo le enseñarías carácter y paciencia a tu hijo? ¿Con
enfermedades y dolencias? ¡Por supuesto que no! ¡Hay
instituciones en donde ponemos a tales padres! Nuevamente, como
padre, ¿cómo le enseñarías humildad a tu hijo? ¿Maldiciendo a tu
hijo con pobreza por el resto de su vida? ¡De ninguna
manera! Ahora bien, ¿no es sorprendente cómo todo se vuelve claro
como el cristal cuando comenzamos a pensar desde el punto de vista de un padre
y ponemos a nuestros propios hijos en la imagen?
Cuando comiences a
pensar en la línea de una relación, todo convergerá y tú empezarás a ver las
cosas desde la perspectiva de Dios. Él es nuestro Padre que opera en la frecuencia de una relación y, a
través de Su favor inmerecido en nuestras vidas, nosotros aprendemos carácter,
paciencia y humildad al descansar de nuestros propios esfuerzos y depender de
Él. Cuanto más conocemos a nuestro Padre, más nos parecemos a
Él. Así es como Dios nos hace crecer de gloria en gloria en cada
área de nuestras vidas. ¡Es
simplemente contemplándolo a Él! (2 Corintios 3:18)
Tú sabes que como
padres, nosotros siempre buscamos lo mejor para nuestros
hijos. ¿Cuánto más nuestro Padre celestial deseará las mejores cosas
para nosotros, Sus preciosos hijos? De la misma manera que tú deseas
que tus hijos estén sanos, Dios quiere
que tú disfrutes de Su salud divina. Y
de la misma manera que tú quieres que tus hijos siempre tengan más que
suficiente, Dios quiere que tú disfrutes
de Su provisión sobrenatural.
Cuando Él provee,
prepárate para la provisión que rompe la red y hunde las barcas. (Lucas
5:6-7) ¡Prepárate para doce canastas llenas de sobras! (Juan
6:13) La Biblia pone las cosas en una perspectiva más clara en Mateo
7:11 —si ustedes, como padres imperfectos, “saben
dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos
dará cosas buenas a los que piden?”
Amigo, comprende
esto: Dios aborrece la enfermedad y detesta la pobreza. Él dio todo
lo que Él tenía para aniquilar la enfermedad y la pobreza, cuando nos dio a Su
único Hijo, Jesucristo, para que muriera en la cruz por nosotros. Él puso todo el pecado de la humanidad, así
como la maldición de la enfermedad y la pobreza sobre el cuerpo de
Jesús. Todo lo que tú necesitas hacer ahora es responder a la obra
terminada de Jesús —tus pecados ya fueron perdonados. ¡Tu cuerpo
físico será sanado y tu pobreza ciertamente será historia!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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