Inspiración De Gracia
No por medio de la sangre de
machos cabríos y de becerros, sino por medio de Su propia sangre, entró al
Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna. Hebreos 9:12
Una de las cosas
que me encanta hacer cuando predico es revelar a Cristo en las Escrituras del
Antiguo Testamento. Es asombroso cómo podemos ver a Jesús revelado en el Antiguo Testamento y lo que cada detalle
revela sobre la perfección de Su obra terminada y Su gracia para
nosotros. Es por eso que es
tan importante entrar en Su Palabra y tomar el tiempo para meditar en las
imágenes o tipos que revelan Su inquebrantable e incondicional amor por ti.
¿Te gustaría ver
otro ejemplo de Cristo revelado que hará arder tu corazón dentro de
ti? Entonces mira conmigo la imagen de Cristo que está escondida en
el arca del pacto. En los días del antiguo pacto, Dios habitaba dentro
del templo en Jerusalén en el Lugar Santísimo entre los dos querubines que
están en el arca del pacto. (1 Samuel 4:4)
Este era el trono de Dios. El arca era la pieza central de Su corazón
y era tan importante para Dios que Él les dio a los israelitas instrucciones
muy específicas sobre cómo debía construirse (Éxodo 25:10-22; 37:1-9), porque cada detalle del arca apunta a la persona y
a la obra de nuestro Señor Jesucristo.
Por ejemplo, la
parte de la caja del arca está hecha de madera de acacia y recubierta con
oro. La madera en la Biblia habla de humanidad. (Isaías 55:12; Marcos 8:24) La madera de
acacia se conoce en Israel como madera incorruptible, así que esto habla de la incorruptible humanidad de Jesús. El
oro en la Biblia habla de divinidad y
deidad. (Isaías 2:20; Cantares 5:11, 14-15) Así que la madera
recubierta con oro habla de la persona
de Jesús —Él era completamente
humano y al mismo tiempo completamente Dios.
Veamos la tapadera
de la caja, que estaba hecha de una losa sólida de oro y cubría la
caja. En hebreo, la tapadera se llama kapporeth, que
significa “propiciatorio”. Dios
dijo que Él hablaría con el sumo sacerdote desde el propiciatorio, “de
entre los dos querubines.” (Éxodo 25:22) El propiciatorio
también era el lugar donde el sumo sacerdote colocaba la sangre de los
sacrificios de animales, solo una vez al año en el Día de la
Expiación. Veamos qué cubría el propiciatorio de la vista.
En el arca se
guardaron tres artículos. El primero eran las tablas de piedra en las que Dios escribió los Diez
Mandamientos, que hemos visto que hablan
de nuestra rebelión e incapacidad para guardar perfectamente la ley de Dios. El
segundo era la vara de Aarón. Cuando
el pueblo se quejaba contra el nombramiento de Aarón como sumo sacerdote por parte
de Dios, Dios hizo que la vara de Aarón floreciera sobrenaturalmente para
mostrarle al pueblo que era Él quien había designado a Aarón. (Números
17:1-10) Así que, la vara de Aarón habla de la rebelión del hombre contra el liderazgo designado por Dios. El
último elemento del arca era la vasija
de oro con maná, que hemos visto que habla
de la rebelión del hombre contra la provisión de Dios.
¡Cada artículo en
el arca del pacto habla de nuestros
pecados y nuestra rebelión contra Dios! Pero, ¿qué hizo Dios con
nuestros pecados y nuestra rebelión? Él los metió a todos en el arca y los cubrió con el propiciatorio donde
se colocaba la sangre de los sacrificios de animales. Al hacer esto, Él estaba diciendo que
cuando Él mira hacia abajo, ¡Él no puede ver los pecados y la rebelión del
hombre porque la sangre en el propiciatorio los cubre todos!
¡Éstas son las buenas noticias! Permíteme
decirlo una vez más para asegurarme de que no te lo perdiste: Dios no puede ver tus pecados cuando la sangre de Jesús los cubre. Es
por eso que en el Antiguo Testamento, Israel se regocijaba cada vez que su sumo
sacerdote entraba al Lugar Santísimo en el Día de la Expiación y colocaba la
sangre de los sacrificios de animales en el propiciatorio. Cuando la sangre estaba en el propiciatorio, Dios no podía ver el
rechazo de Su pueblo a Sus leyes, a Su sacerdocio designado y a Su
provisión. Él no podía ver los pecados y la rebelión del
pueblo. Él solo veía la sangre en el propiciatorio.
Ahora, detente y
considera la maravilla que se muestra en esta imagen de Jesús y Su
sacrificio. Entiende que “no por medio de la sangre de
machos cabríos y de becerros, sino por medio de Su propia sangre [Cristo],
entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención
eterna.” ¡Su sangre derramada que cubre tus pecados
es la base de tu redención eterna!
Amigo, mientras ves
a Jesús revelado así y lo conviertes en el centro de tu corazón, vas a
experimentar paz, gozo y el cumplimiento de las bendiciones de la redención, y
reinarás en la vida.
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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