Inspiración De Gracia
“Y una voz salió de la nube,
que decía: ‘Este es Mi Hijo Amado, a Él oíd.’” Lucas 9:35
En los relatos de
lo que sucedió en el Monte de la Transfiguración que se encuentran en los
Evangelios de Mateo y Lucas, vemos cómo nuestro Señor Jesús llevó a Sus
discípulos, Pedro, Santiago y Juan, a una montaña alta para orar.
La Escritura nos
dice que “mientras oraba, la apariencia de Su rostro se
transformó y Su ropa se volvió blanca resplandeciente.” (Lucas
9:29, NTV) Entonces dos de las figuras más ilustres de la fe judía,
Moisés y Elías, aparecieron y comenzaron a hablar con
Jesús. ¡Imagínate la conmoción y el asombro de los discípulos cuando
vieron a estos dos grandes hombres —uno representando la ley y el otro
representando a los profetas— que aparecieron con Jesús llenos de gloria!
Pedro, sintiendo
que tenía que decir algo pero sin saber qué decir, exclamó: “Maestro,
bueno es que estemos aquí; hagamos tres tabernáculos: uno para Ti, otro para
Moisés y otro para Elías.”
Ahora, Pedro no se
dio cuenta de que al decir esto, él estaba poniendo a Jesús al mismo nivel que
Moisés y Elías, y el Padre tenía que corregir a Pedro. Mientras Pedro
aún hablaba, una nube los cubrió y desde la nube, una voz dijo: “Este es Mi Hijo
amado. ¡Escúchenlo a Él!” Cuando los discípulos
oyeron esto, estaban aterrados y cayeron rostro en tierra. Jesús se
acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense,
no tengan miedo.” (Mateo 17:7) Cuando ellos se
atrevieron a levantar la vista, no vieron a nadie más que al Señor.
Ahora, imagina
esto: tú acabas de ser eclipsado por la brillante nube de la gloria shekinah de
Dios y escuchaste al Padre decir desde el cielo: “¡Escucha a Mi Hijo, Jesús!” Mientras estás con el
rostro hacia el suelo, completamente aterrorizado, ¿no te preguntarías qué va a
decir Jesús? ¿Cuáles serán Sus primeras
palabras? Entonces el Señor Jesús se acerca a ti, te toca con
confianza y calidez, y te dice:
“Levántate, no tengas miedo.”
¿No te parece tan
hermoso esto? Sus primeras palabras cuando Sus discípulos estaban
aterrorizados no fueron palabras relacionadas con una nueva ley o
mandamiento. Fueron palabras de gracia. Y en esas
palabras, tú puedes ver la naturaleza de nuestro Señor. Su presencia y Sus palabras siempre van a levantarte —espíritu, alma y
cuerpo— cuando te sientas deprimido o con miedo.
Volviendo a la
historia, quiero que notes lo que dijo el Padre: “Escúchenlo a
Él,” no “Escúchenlos a
ellos.” En ese
monte de la transfiguración de nuestro Señor, Moisés y Elías estaban allí
parados junto a Jesús. ¿Quién era Moisés? El que les dio
la ley. ¿Quién era Elías? No solo un profeta del Antiguo Testamento,
sino también el que restituyó la ley (en el Antiguo Testamento, cuando Israel
fue tras otros dioses, Elías vino al pueblo como el restaurador de la ley).
¿Ves que para el
creyente, la ley de Moisés ha cumplido su propósito de llevar al hombre al
final de sí mismo? Los profetas también han cumplido su propósito de
recordarle al hombre las leyes de Dios. Ambos han cumplido sus
propósitos. Ahora es el día
de la gracia. Este es el día del Hijo de Dios —no de los siervos de
Dios, sino del Hijo de
Dios mismo.
Desafortunadamente,
hoy en día hay muchos creyentes que ponen a Jesús —la gracia— al mismo nivel
que la ley de Moisés. Ellos se ven a sí mismos como los
restauradores de la ley y luchan para que se restituya la ley de
Moisés. Pero ese no es el corazón del Padre. Fue por eso
que el Padre habló y dijo: “Escúchenlo a Él.”
Yo creo que las
personas que abogan por traer de vuelta la ley de Moisés no se dan cuenta de
que la ley no es el conocimiento de la santidad o de Dios, ¡sino el “conocimiento
del pecado”! Mira Romanos 3:20-22:
“Porque por las
obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Él; pues
por medio de la ley viene el conocimiento del
pecado. Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido
manifestada, atestiguada por la Ley y los Profetas; es decir, la justicia
de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque
no hay distinción.”
Observa que en el
pasaje anterior, el apóstol Pablo también dice: “Pero ahora,
aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada.” ¿Tú
quieres vivir en el ahora o en el pasado? ¿Y
quieres la revelación más reciente de Dios? Bueno, ¡la revelación más reciente de Dios es la
gracia! Esta es la
revelación de la justicia de Dios que te fue dada como un regalo, aparte de la
ley, y esta revelación vino por medio del Hijo. Es por eso que
Moisés (la Ley) y Elías (los Profetas) fueron testigos de cómo nosotros debemos
“Escucharlo A ÉL,” al Hijo —sólo la
gracia porque eso es lo que te levantará hoy.
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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