Jesús le dijo: “… El que me ha visto a Mí, ha
visto al Padre…”
Juan 14:9
Imagina
el siguiente escenario: Un padre le dice a su pequeña hija: “Ven acá,
pequeña. Mamá dice que has estado
jugando al borde de la carretera. ¿Es
eso cierto?” “Sí, papá. Lo siento.” “¿Lo siento? ¿Cuántas veces te he dicho que no juegues
cerca de la carretera? ¡Ven acá! ¡Acuéstate en la carretera y estira tus
piernas!”
El
papá conduce su automóvil sobre las piernas de su hija. Tú puedes escuchar el sonido de los huesos
siendo triturados, ¡y a la pobre niña gritando de dolor!
“Ahora,
querida, sabes que papá te ama. Y papá
hizo esto para enseñarte una lección, que jugar al borde de la carretera es
peligroso.”
Probablemente
estás sacudiendo la cabeza con horror en este momento, preguntándote: ¿Qué
padre enfermo haría eso? Sin embargo,
hay muchos cristianos que creen que
nuestro Padre celestial hace eso mismo.
Dicen que Él da a la gente
las enfermedades, accidentes, terremotos y la muerte, para enseñarles lecciones.
Pero
Jesús dijo: “El que me ha visto a Mí, ha
visto al Padre.” Jesús es la naturaleza de Dios en acción. A lo largo de los Evangelios, vemos a Jesús o Dios moviéndose para sanar
a los enfermos. Si Dios quiere que
algunas personas estén enfermas, entonces debe haber al menos una ocasión en
los Evangelios en donde se vea a Jesús diciendo: “Espera, tu cutis es demasiado
hermoso, recibe lepra,” o “La ceguera es buena para ti. Permanece ciego.” ¡Pero no,
ni una sola vez! De hecho, Jesús “anduvo
haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hechos
10:38). Ese es el corazón de Dios.
Como padre, si tu hijo está
enfermo y con dolor, tu corazón sólo
quiere que esté bien. ¡Cuánto más nuestro Padre celestial! Mi amigo, Dios no le da a tu hijo una
enfermedad para enseñarle a alguno de ustedes una lección, o para glorificarse
a Sí Mismo. Pensar así es hablar desde una mentalidad deformada vinculada a la
religión. Y el cristianismo no es una religión.
Es una relación de “amor” con tu
Padre celestial.
Amado,
escucha a Dios hoy hablando esto a
tu corazón: “Yo nunca te castigaré por
tus pecados, porque estos han sido castigados en el cuerpo de Mi Hijo. No te deseo mal. No voy a quitarte a tu hijo, ni a darte un
accidente de auto que te enseñe alguna lección.
¡Mi corazón siempre quiere que Mis hijos estén bien y alegres!”
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
Pensamiento del Día
Si
Dios quiere que algunas personas estén enfermas, entonces debe haber al menos
una ocasión en los Evangelios en donde Jesús dio enfermedad o se negó a sanar a
alguien.
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