Por
eso es por fe, para que esté de acuerdo con la gracia,
a fin de que la promesa sea firme para toda la simiente, no sólo a los que
son de la ley, sino también a los que son de la fe de Abraham, el
cual es padre de todos nosotros…
Romanos
4:16
La gracia de
Dios es Su favor inmerecido, no ganado y del cual no somos dignos. Y debido a que éste es inmerecido, no ganado y
del que no somos dignos, todos nosotros calificamos
para recibirlo. Pero, ¿cómo caminar en
él?
Del mismo modo en que una contraseña te da acceso al
programa de una computadora, la fe te
permite caminar en el favor inmerecido de Dios. Ahora, la fe no tiene nada que ver con lo que tú
haces o puedes hacer. Fe es simplemente creer y declarar lo que
Dios ha hecho y está haciendo por ti.
Cuando tú crees que el
favor de Dios está en ti debido a la obra terminada de Cristo, Sus promesas de
provisión, sanidad y restauración se convierten en algo seguro para ti. Éstas no son sólo seguras para los judíos,
sino también para ti y para mí porque nosotros
somos “de la fe de Abraham”.
Rut era una viuda gentil que puso su fe en la gracia de Dios. Ella creyó
y declaró que el favor de Dios la
llevaría al campo correcto, en el que podría espigar, y en donde ella hallaría
favor a los ojos del propietario. (Rut 2:2) ¡Y debido a que ella dependía del favor inmerecido de Dios, Dios no sólo la puso en
el campo del rico Booz, sino también en la genealogía de Jesús! (Mateo 1:5)
La fe de Rut
en el favor de Dios abrió un mundo completamente nuevo para ella. Ella pasó de la pobreza a la provisión, de la
viudez al matrimonio, y de no tener hijos a tener una familia completa. Ella también se convirtió en un miembro
respetado de la comunidad. (Rut 4:13-15)
Si Rut, una gentil que estaba bajo el antiguo
pacto, disfrutó del favor de Dios, ¿cuánto
más nosotros que estamos bajo el nuevo pacto de la gracia, disfrutaremos de las
bendiciones que el favor inmerecido de Dios trae? ¡De hecho, debido a que hoy Dios nos ve en el Amado, nosotros
disfrutamos del mismo favor que Jesús tiene! (Efesios 1:3-6)
Mi amigo, cuando tú crees que tienes el mismo
favor que Jesús tiene, ¡un nuevo mundo se abre para ti —un mundo en el que todas las promesas de Dios son “Sí” y “Amén”
en Cristo! (2a Corintios 1:20)
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
Pensamiento Del Día
Cuando tú crees que el
favor de Dios está en ti debido a la obra terminada de Cristo, Sus promesas de
provisión, sanidad y restauración se convierten en algo seguro para ti.
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