¡Tú eres mi Dios y te alabaré; eres
mi Dios y te exaltaré!
Salmos
118:28
Cuando el apóstol Pablo y Silas estaban en Filipos,
una muchacha esclava que estaba poseída por un espíritu demoníaco de
adivinación les salió al encuentro. Ella
era una adivina que daba gran ganancia a sus amos. Esta muchacha, siguiendo a Pablo y a Silas a
donde quiera que iban, daba voces, diciendo: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes nos anuncian el
camino de salvación.” (Hechos 16:17)
Y esto lo hacía por muchos días.
Ahora, permíteme preguntarte, ¿había algo malo en
lo que ella decía? Ella estaba diciendo
la verdad, ¿no es cierto? Pablo y Silas
eran realmente siervos del Dios Altísimo, y estaban proclamando el camino de
salvación. Pero quiero que notes esto:
Durante muchos días, la muchacha se mantuvo diciendo: “Estos hombres son... Estos hombres son... Estos hombres son...” Y esto molesto mucho a Pablo, tanto así que
echó al demonio fuera de ella. (Hechos 16:18)
¿Por qué estaba Pablo tan molesto?
Porque la muchacha estaba constantemente enfocándose en él y en
Silas. El diablo siempre quiere que pongamos
nuestra atención en las personas, en
lugar de en Dios.
Amigo, si tú eres el tipo de persona a quien se
adula con facilidad, las personas pueden controlarte. Todo lo que tienen que hacer es decir cosas
buenas sobre ti y estarás influenciado para hacer lo que ellos quieran que
hagas. Pero cuando eres un apasionado por la gloria de Jesús, tú no puedes ser
manipulado por la adulación de las personas.
Tú quieres que sólo Jesús reciba toda la gloria.
Así que, dirige
siempre la mirada de las personas a Jesús.
Sólo Él merece toda la gloria. Mi amigo, tú nunca serás estafado mientras
hagas esto –¡Dios se hace cargo de
aquellos que exaltan a Su Hijo!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
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