Porque ellos (el pueblo de Dios) no
se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino Tu
diestra, y Tu brazo, y la luz de Tu rostro, porque Te complaciste en ellos.
Salmos
44:3
El mundo nos dice que aquellos con ciertas
cualidades, talentos y experiencia obtienen los trabajos, las promociones y los
salarios altos.
Mi amigo, a pesar de que tú vives en este mundo, como hijo amado de Dios, no debes estar
limitado por el mundo. Tú tienes el favor de Dios –¡Su gracia
inmerecida y no ganada! Eclesiastés
9:11 nos dice, “Ni es de los ligeros la
carrera, ni la guerra de los fuertes…”
Esto significa que aún si tú no eres el más inteligente, ni el más
fuerte, ni el que tiene mayor conocimiento, ni el de mejor apariencia en lo
natural, Dios puede darte grandes
triunfos cuando tú dependes de Su gracia.
Es Su diestra, Su brazo y Su
favor los que proveen para ti, los que pelean por ti, te defienden y te otorgan
la promoción.
Así que, en vez de meditar en tu “falta de
cualidades,” hazte consciente del favor
del Dios en ti. Sonríe y di: “El favor de Dios está sobre mí a causa de Jesús. ¡Yo anticipo que buenas cosas me sucederán
hoy!” Amado, se consciente de Su favor.
Créelo. Confiésalo. ¡Y vas a experimentarlo!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
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