Inspiración De Gracia
Después
de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se
abrieron, y Él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía
sobre Él. Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: “Este es Mi Hijo
amado en quien Me he complacido.” Mateo 3:16-17
Después del bautismo de Jesús, el
Espíritu Santo lo llevó al desierto, y el diablo vino a tentarlo diciendo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras
se conviertan en pan.” (Mateo 4:3)
Hace muchos años, cuando estaba estudiando esto, el Señor
abrió mis ojos y me mostró que el diablo sutilmente había omitido la palabra
“amado”. Hacía apenas unos instantes,
Dios Padre acababa de afirmar a Jesús como Su Hijo amado en el río Jordán. Sin
embargo, cuando el diablo vino a tentar a Jesús, él eliminó la palabra “amado”
y simplemente dijo: “Si eres Hijo de
Dios...”
El Señor me reveló que si a ti se te recuerda que eres el amado del Padre, ¡tú nunca podrás
ser tentado de manera exitosa! Incluso
el diablo sabía esto y por eso eliminó la palabra “amado” cuando habló con
Jesús. ¡Esa es una verdad poderosa!
Así que, cada vez que seas tentado, solo recuérdate a ti
mismo: “Yo soy el hijo amado de Dios y
mi Padre me ama.” Ninguna tentación
puede triunfar sobre ti cuando tú descansas confiado en el amor de tu Padre.
Ahora, observa la respuesta de Jesús. Él no tuvo que probarle al diablo que Él era
el Hijo de Dios. Seguro de Su identidad
como el Hijo amado de Dios, Él simplemente respondió: “Escrito está: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios.»” (Mateo 4:4)
¿Y qué palabras acababa de decir el Padre en el río Jordán? “Este es Mi Hijo amado en quien Me he
complacido.”
¡Quiero animarte a personalizar esto y meditar en ello
todos los días! Así es como el Padre te
ve hoy. Él te ve en Cristo, y en Cristo tú
eres Su precioso y amado hijo, en quien Él se complace. Pon tu mano sobre tu corazón y escucha a tu
Padre que está en los cielos diciéndote estas palabras:
“Tú eres Mi hijo amado en quien Me he complacido.”
¿Creerías eso con todo tu corazón hoy? Si estás luchando por superar un trastorno o
una adicción, cierra tus ojos y escucha a tu Padre decirte: “Tú eres Mi hijo amado, en quien Me he
complacido.” Cada vez que tengas temor,
cada vez que estés consumido por la preocupación, la ira o la depresión, escucha
a tu Padre decirte: “Tú eres Mi hijo
amado en quien Me he complacido.”
Sí, justo en medio de cualquier fracaso que puedas estar
experimentando, tú eres Su hijo amado y
Él está complacido contigo porque tú estás en Cristo. Sigue escuchando esto y repitiéndolo hasta que
encuentres descanso, paz y gozo desbordándose en tu corazón.
Si sientes ganas de llorar en Su presencia, llora. Él conoce por lo que estás pasando y comprende
—de una manera en que nadie más puede hacerlo— el dolor, la herida, el
sufrimiento y la pérdida que estás experimentando. Deja que Su amor perfecto eche fuera todo
temor, y traiga sanidad y plenitud a tu corazón.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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