Inspiración De Gracia
“… mayor (más poderoso) es el
que está en vosotros que el que está en el mundo.” 1 Juan 4:4, AMP
Muchas personas
piensan que Dios tiene todo el control sobre el mundo hoy y por eso le echan a
Él la culpa de los desastres, los accidentes trágicos y las
enfermedades. Algunas personas se vuelven ateas porque dicen que
ellos no pueden adorar a un Dios caprichoso que permite que los niños sufran
enfermedades terminales.
Lamentablemente, lo
que ellos no entienden es que hay un diablo que es muy real, activo y
destructivo en este mundo. Dios no es el autor de las calamidades
y enfermedades.
¡Nuestro Señor Jesús vino para que
nosotros tuviéramos vida y vida en abundancia! Pero el
diablo es un ladrón. Él vino a robar, matar y destruir. (Juan
10:10)
El mundo en el que
vivimos hoy es un mundo caído. Dios les dio a Adán y Eva dominio
sobre este mundo, pero en el momento en que Adán y Eva mordieron el fruto
prohibido, el pecado y la muerte lo corrompieron.
Adán y Eva cedieron
el control de este mundo al diablo. Satanás es llamado “el
príncipe de la potestad del aire” en Efesios 2:2, “el dios de
este mundo” en 2 Corintios 4:4 y “el príncipe de este mundo” en
Juan 12:31.
Ahora, esto no
significa que Satanás gobierne el mundo completamente y que tenga
poder ilimitado en el mundo. Por favor, presta absoluta atención a
esto. Es muy importante que tú sepas y comprendas que los creyentes del Señor Jesucristo ya no
están bajo el dominio del poder y la influencia de Satanás en este mundo.
En Cristo, nosotros estamos en este mundo, pero no
somos de este mundo. (Juan 17:11,
14) Nosotros pertenecemos a
un poder superior y Su nombre es Jesús. La Biblia también nos dice que “mayor es el que está en
vosotros que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4)
Es por eso que
nosotros podemos mantenernos firmes, fuertes y orgullosos sobre las promesas de
Dios, y decir: “Está bien” sobre cada área de nuestra vida. ¡Nosotros somos Suyos! No somos como
ovejas sin pastor.
Todas las
bendiciones, promesas y protección que pertenecen a los justos “son en
Él sí, y en Él amén.” (2 Corintios 1:20) Nosotros solo
necesitamos recibirlas por gracia por
medio de la fe. Estas no se reciben por medio de nuestras obras,
para que ningún hombre pueda jactarse, sino se reciben puramente por medio de
la fe en Su favor inmerecido. (Efesios 2:8–9)
Simplemente toma la
promesa en Proverbios 11:21 que dice: “La descendencia de los justos
será liberada.” Esto significa que tus hijos e hijas estarán a
salvo y protegidos en el nombre de Jesús.
Cuando el miedo se
abre camino en tu corazón y tú comienzas a angustiarse por la seguridad de tus
hijos, simplemente reclama esta promesa de la Palabra de Dios y di: “Señor, Te doy gracias porque yo soy la
justicia de Dios en Cristo y Tú prometiste en Tu Palabra que la descendencia de
los justos será liberada.”
Cuando vengan a tu
mente preguntas que traten de poner duda en tu corazón acerca de tu justicia y
tu calificación en Cristo, te animo a que digas: “Yo fui hecho justo Por la fe y la descendencia de los justos será
liberada.” Además, el Salmo 112:2 declara esto del
creyente: “Poderosa en la tierra
será su descendencia; la generación de los rectos será bendita.” ¡Amén!
Quiero animarte a
que tomes en serio el evangelio de la gracia. Hay un enemigo real y
su objetivo es engañarte haciéndote pensar que tú tienes que trabajar por tu
justicia, así él puede hacerte sentir constantemente inadecuado y
descalificado. Pero la verdad es esta: la justicia del nuevo pacto
es un regalo que se recibe por fe, ¡y la sangre de nuestro Señor Jesús te ha calificado!
Hoy, la Palabra de
Dios, el poder de Dios y la protección de Dios sobre ti son mucho más fuertes
que cualquier cosa que el enemigo pueda lanzar contra ti. El diablo
es el gobernante de este mundo, pero no
olvides lo que la Palabra de Dios proclama acerca de ti: “Mayor (más
poderoso) es el que está en vosotros que el que está en el mundo.” (1
Juan 4:4, AMP)
Tú estás tan completamente limpiado
por la sangre de nuestro Señor Jesús que hoy el Espíritu Santo, el propio
Espíritu de Dios, vive en ti. Y Él, que está en ti es mayor que cualquier demonio, cualquier adversidad y
cualquier atadura. ¡Amén!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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