Inspiración De Gracia
He ahí el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. Juan 1:29
Te animo a comenzar
cada nuevo día con este pensamiento: “Dios
me ama y entregó a Su único Hijo por mí. Jesús es todo para mí
hoy. Yo soy salvo, sanado, favorecido, justo y aceptado en Cristo el
Amado.”
Comienza tu día ocupando tu mente con
Jesús. Durante una temporada en mi vida, incluso antes de
levantarme de la cama, me repetía una y otra vez: “Yo soy la justicia de Dios en Cristo.”
Algunas mañanas lo
decía más de cincuenta veces. Yo quería que esto fuera una
revelación que estuviera palpitando en mi corazón, una creencia inquebrantable
de que Dios está conmigo y para mí. ¡Cuando tú ocupas tu mente con Jesús, ¡cada
lucha, cada miedo y cada atadura con la que estás enredado perderá su dominio
maligno sobre ti!
Hay una hermosa
imagen de Jesús escondida en el Antiguo Testamento. Bajo el antiguo
pacto de la ley, a los que pecaban se les decía que trajeran al sacerdote un
cordero sin defecto, sin mancha ni arruga.
El sacerdote no
examinaba a la persona para ver si él era perfecto (sin pecado), porque él
había pecado. Así que, el sacerdote examinaba a los corderos.
Si el cordero era
realmente perfecto, la persona que había pecado ponía sus manos sobre el
cordero en un acto para transferir sus pecados al cordero
inocente. Al mismo tiempo, la inocencia y la perfección del cordero
se transferían a la persona.
Luego se mataba a
la oveja, y la persona se iba con la conciencia limpia y la deuda de su pecado
perdonada. Él se alejaba bajo un cielo abierto al favor y la
bendición de Dios.
¿Puedes ver a Jesús
en esta práctica del Antiguo Testamento? El cordero sin defecto, sin
mancha ni arruga es una imagen del
perfecto Cordero de Dios, Jesucristo mismo, que quita los pecados del mundo.
El sacerdote es una
imagen de Dios. Él no te examina por tus pecados. En
cambio, Él examina a Jesús y debido a
que Jesús es gloriosamente perfecto, tú puedes vivir hoy con tu conciencia
limpia y tu deuda de pecado perdonada. Tú puedes caminar bajo un
cielo abierto, y esperar el favor y las bendiciones de Dios en tu vida.
Qué hermosa imagen
de la abundante y prodigiosa gracia de Dios
¡Hoy, quita tus ojos de ti mismo y
detén tu introspección! Mira a Jesús, el Cordero de Dios, y ve Su
perfección como tu perfección. Mira Su inocencia como tu inocencia,
Su justicia como tu justicia. Ocúpate de Él y sé transformado de
adentro hacia afuera.
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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