Lucas 1:37
“Porque
ninguna cosa será imposible para Dios.”
Puede
que hayas escuchado de tus amigos o encontrado en algún libro cristiano esta
pregunta tan común, “¿Qué haría Jesús?”
Es una pregunta que se ha enseñado a los cristianos que se hagan a sí
mismos cuando están enfrentando algún problema.
Pero
cuanto te preguntas a ti mismo, “¿Qué haría Jesús?” en alguna situación, la
respuesta está sujeta a tu propia interpretación y teología. Por ejemplo, si eres de una iglesia que no
cree que Jesús sana en este tiempo, podrías pensar que esta es la manera en la
que Jesús oraría por los enfermos: “Oh Padre, dale paciencia para soportar su
sufrimiento”, y procederías a orar de esa manera por una persona enferma. Así que, cuando tú intentas pensar sobre lo
que Jesús haría, ¡estás regresando directamente hacia tu carne!
Tal vez
el recordatorio debería ser: “Fíjate en lo que Jesús hace.” Cuando yo predico, observo lo que Jesús está haciendo
o me está llevando a hacer. Si Él me
impulsa a decir o a hacer algo, yo lo digo o lo hago. Yo se que yo no estoy en el púlpito para
manifestar al Pastor Prince o a su carne, ¡sino para manifestar a Jesucristo,
con quien nada es imposible!
En un
servicio de domingo, impulsado por Dios, yo compartí con la congregación que Él
quería restaurar artículos perdidos. La
siguiente semana, un miembro de la iglesia escribió: “El domingo pasado, Pastor
Prince, tú mencionaste que el Señor nos ayudaría a recuperar artículos perdidos. Yo sabía que la palabra era para mí. Mi brazalete y anillo de diamantes habían
estado perdidos durante semanas… Alabado sea Dios, cuando regresé a casa ese
día, mi empleada doméstica me entregó estos artículos perdidos en mis
manos. Ella los encontró a las 10:30 de
esa mañana, mientras yo todavía estaba alabando en la iglesia.”
En
otra ocasión, yo estaba orando por una dama que estaba postrada sobre una silla
de ruedas, cuando sentí a Dios diciéndome que la levantara de la silla de
ruedas. Vaya, me alegro de que antes de
que yo me diera cuenta de lo que estaba haciendo, ¡ella ya estaba de pie, sin
ayuda! Ahora, si yo hubiera tomado
tiempo para pensar —“¿Dios mío, qué estoy haciendo?”— mi pensamiento pudo
haber obstruido mi obediencia al impulso de Dios.
Así
que, cuando tú eres dirigido a hablar con alguien, observa lo que Jesús
hace. Cuando tu oras por tus hijos,
observa lo que Jesús hace. Cuando
confiesas la Palabra de Dios sobre tu situación, ¡observa lo que Jesús
hace! ¡Mantén tus ojos puestos en Jesús,
con quien nada es imposible!
Pensamiento
Del Día
Observa
lo que Jesús te está dirigiendo a hacer y experimenta lo milagroso.
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