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martes, 13 de octubre de 2015

Cristo Es Nuestro Propiciatorio

Salmos 91:1
El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente.
En el Antiguo Testamento, había un lugar en donde Dios se encontraba con Su pueblo.  En Éxodo 25:22, Dios dijo: “Allí me encontraré contigo, y de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, te hablaré…”  Este lugar estaba sobre el propiciatorio del arca de la alianza, bajo las alas de los dos querubines.  El salmista lo llama “el lugar secreto del Altísimo... bajo la sombra del Omnipotente.”
El propiciatorio cubría el arca que contenía los tres emblemas de la rebelión del hombre: la urna de oro de la rebelión de maná —la rebelión del hombre contra la provisión de Dios, dos tablas de piedra en las que Dios escribió los Diez Mandamientos —la rebelión del hombre contra los estándares de Dios, y la vara de Aarón que retoñó —la rebelión del hombre contra la autoridad de Dios.  Una vez al año, en el Día de la Expiación, el sumo sacerdote rociaba la sangre del animal sacrificado sobre el propiciatorio y así expiaba los pecados de Israel.
Hoy en día, no es la sangre de los animales la que hace propiciación por nuestros pecados, sino la sangre santa del Hijo de Dios (Romanos 3:24-25).  La palabra para “propiciación” en el texto griego original es hilasterion, que en realidad significa “propiciatorio.!  Así que Cristo es nuestro propiciatorio.  Su sangre habla por nosotros y pone a Dios de nuestro lado.  Dios no ve nuestra rebelión.  ¡Él ve la sangre de Su Hijo y nos acepta!
Es por ello que nosotros podemos acercarnos con confianza al lugar secreto del Altísimo, en Cristo, y estar seguros de que tenemos todo el derecho de estar en la presencia de Dios.  Podemos acercarnos a Él con confianza, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:16).
Y debido a que Cristo, nuestro propiciatorio, nos cubre con Su sangre, estamos bajo la protección de Dios.  Estamos en el lugar secreto del Altísimo, morando bajo la sombra del Omnipotente.  Aquí, no nos sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a nuestra morada (Salmos 91:9-10).  ¡En el lugar secreto del Altísimo, nosotros somos favorecidos y somos guardados de todo mal!
Pensamiento del Día

Debido a que Cristo, nuestro propiciatorio, nos cubre con Su sangre, nosotros estamos bajo la protección y el favor de Dios.


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