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martes, 24 de noviembre de 2015

Benditas son Tu Canasta, Tu Artesa De Amasar Y Tus Redes

Deuteronomio 28:5
Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.

En los tiempos bíblicos, los segadores cargaban canastas en sus espaldas para recoger la cosecha de los campos.  Tenían que asegurarse de que sus canastas fueran fuertes y resistentes, para que lo que recogieran no fuera a caerse.  Las mujeres de aquellos tiempos utilizaban artesas para amasar la masa que se usaba para hacer pan.  Si utilizaban artesas de mala calidad, éstas se rompían fácilmente y ya no eran capaces de hacer el pan.
Así que, las canastas y las artesas de amasar representaban en esos días, los medios por los cuales uno recibía sus bendiciones de manera tangible.  Amado, tu Padre celestial no quiere que te preocupes por los medios por los cuales tú recibes tus bendiciones.  Debido al sacrificio de Cristo, Él te dice: “Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.”
Esto significa que, si tú eres un conductor de taxi, el taxi no se descompondrá en tus rondas porque Dios te dice: “Bendito será tu taxi.”  Si tú eres un hombre de negocios, el capital de inversión no te faltará porque Dios te dice: “Bendito será tu capital de inversión.”  Y si tú eres un vendedor, tus productos serán vistos favorablemente porque Dios te dice: “Benditos serán tus productos.”
Estas bendiciones son tuyas porque Jesús pagó por ellas con Su muerte y las hace valer con Su resurrección.
En una ocasión, Jesús le dijo a Pedro que tirara sus redes al agua.  Cuando Pedro lanzó sus redes, él capturó tanto pescado que las redes “se rompían.”  Para no hundirse, los otros discípulos llenaron rápidamente las barcas con el pescado, por temor a que las redes cedieran por completo. (Lucas 5:4-7)
Después de que Jesús resucitó de entre los muertos, un incidente similar tuvo lugar.  Una vez más, Jesús pidió a Sus discípulos que echaran sus redes.  Ellos atraparon una gran cantidad de peces.  Sin embargo, “aunque eran tantos, la red no se rompió”. (Juan 21:11)  Fíjate como en el primer caso, la red se rompía.  En el segundo caso, ¡la red no se rompía!  ¡Algo sobrenatural sucedió a sus redes después de que Jesús resucitó de entre los muertos!
Amado, a causa de la muerte y la resurrección de Jesucristo, no sólo tú estás bendecido (Efesios 1:3), tus redes, tu canasta y tu artesa de amasar —los medios por los cuales obtienes tus bendiciones— ¡también están bendecidos!
Pensamiento Del Día

Debido a la muerte y resurrección de Jesucristo, tú y los medios por los cuales obtienes tus bendiciones, ¡son bendecidos!




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