Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y Se entregó a Sí Mismo
por mí.
Gálatas 2:20
¿Sabías tú que nuestra fe algunas
veces puede interponerse en el camino e impedir que recibamos nuestros
milagros? ¿Cómo? Cuando ponemos nuestra fe en nuestra fe y nos
preocupamos por ello, en vez de ver a
Jesús, nos miramos a nosotros mismos y preguntamos: “¿Tendré suficiente
fe? ¿Habré orado con suficiente
fe?”
Mi amigo, no se trata de que tengas
fe en tu fe, sino fe en la persona de
JESÚS, ¡cuya fe es perfecta y nunca cambia!
Cuando tú pones tu atención en Jesús –En
Su bondad, Su gracia y Su compasión hacia ti– tu fe será automática. Cuando tú ves Su gracia, ¡Él ve tu fe!
Amado, deja de intentar que tu fe
crezca. Simplemente descansa en Cristo, quien
tiene toda la fe para tu milagro. Todo
lo que necesitas hacer es ver Su gracia
y aferrarte a Su fe que nunca cambia, ¡así experimentarás el crecimiento
que deseas!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
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