«Oh, qué alegría para aquellos a
quienes se les perdona la desobediencia,
a quienes se les cubren los pecados. Sí, qué alegría para aquellos
a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta.»
a quienes se les cubren los pecados. Sí, qué alegría para aquellos
a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta.»
Romanos 1:17, NTV
Una de las grandes bendiciones de
la salvación es el perdón de los pecados. El más
grande gozo del creyente es saber que sus pecados están perdonados.
No es
de sorprenderse entonces, que los creyentes verdaderos que no conocen esta
verdad, vayan por la vida con una nube de juicio pesando sobre sus
cabezas. Ellos son incapaces de tener intimidad en su relación con Dios y de recibir
Su gracia para todas sus necesidades.
Jean,
una dama que me escribió, era este tipo de persona. Debido a su lucha contra su adicción a las
drogas, al alcohol y al cigarrillo durante muchos años, una nube de culpa y
condenación siempre pesaba sobre ella.
Esto le impedía tener paz con Dios.
Pero
todo eso cambió cuando ella descubrió y encontró la gracia de Dios. La sensación opresora de condenación que ella
había cargado por mucho tiempo, se fue
sobrenaturalmente cuando ella
comprendió por medio de su fe en Cristo, que todos sus pecados habían sido
perdonados ya. Más importante aún, en ella surgió la fe necesaria para recibir
el poder de Dios para romper las cadenas de sus adicciones.
Hoy,
las adicciones de Jean se han ido todas. Ella tiene paz, gozo, intimidad con el Señor,
y un inextinguible entusiasmo por la vida.
Mi
amigo, todo comienza al comprender que
tus pecados están perdonados. Así
que, ¡recibe esta verdad hoy!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
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