“Pondré sobre ellas pastores que las
apacentarán, y nunca más tendrán temor, ni se aterrarán, ni faltará
ninguna” —declara el Señor.
Jeremías 23:4
Quiero
animarte con un sorprendente testimonio de restitución de la fe de un hombre, a
la que le siguió su salud.
Un
hermano que vive en Texas compartió conmigo cómo él había sufrido un terrible
dolor durante veinte años a causa de una lesión en la espalda. Eso fue hasta que se encontró con nuestro
Señor Jesús a través de escucharme predicar el evangelio de la gracia. Mientras
escuchaba acerca de lo que el Señor había hecho por él en la cruz, el amor
profundo e incondicional de Dios lo envolvió.
Él
aprendió que era justo en Cristo y
que todas las bendiciones de Dios, incluyendo
la sanidad, ¡eran suyas! Este hermano compartió que esas verdades eran “un enorme descanso y seguridad” para él. Y una vez que éstas cayeron en su corazón, su sanidad llegó después muy rápidamente. Hoy, él disfruta su vida y su trabajo. Ya no tiene el dolor y puede correr con sus
hijos, ejercitarse y desempeñarse bien en su trabajo.
Mi
amigo, mantente alimentándote del amor
de Dios y de Su regalo de justicia para ti por medio de Cristo,
permaneciendo bajo la cobertura de ministerios ungidos que predican el Nuevo Pacto. Mientras
encuentras seguridad profunda en Su amor por ti, tus rompimientos y tu
restitución van a seguir con prontitud.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph
Prince
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