Inspiración De Gracia
“Yo Soy la vid, vosotros los
sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él ese da mucho fruto, porque
separados de Mí nada podéis hacer.” Juan 15:5
En más de dos
décadas de ministerio, he aprendido esto del Señor: Sin
Él, nosotros no podemos. Sin nosotros, Él no lo hará. Lo
que esto significa es simplemente que debemos reconocer el hecho de que si
nosotros no dependemos de Jesús, no podremos tener éxito real, duradero y
permanente —sin Él, nosotros no podemos.
La Biblia nos dice
que a menos que el Señor construya la casa, nosotros trabajamos en vano. (Salmos
127:1) Los creyentes que quieran experimentar Su éxito necesitan
reconocer esta verdad y comenzar a depender de Jesús, solamente de Jesús.
Hay algunos
creyentes que pueden no expresarlo, pero en sus corazones están creyendo que
aún sin Jesús, ellos pueden tener éxito. Al creer y actuar de
acuerdo a esto, ellos caen del lugar alto de la gracia de Dios (Su favor
inmerecido) de nuevo a la ley, de vuelta a tratar de ganar y merecer el éxito
con sus propios esfuerzos.
La Palabra de Dios
nos dice: “¡Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios por
cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la
gracia [favor inmerecido] de Dios.” (Gálatas 5:4, NTV)
Estas son fuertes
palabras de advertencia. Una vez tú comienzas a depender de tus
propios méritos y de tus esfuerzos para merecer el favor de Dios, estarás de
vuelta bajo el sistema de la ley. Quedas separado de Cristo y has
caído del lugar donde tenías Su favor inmerecido obrando en tu vida.
No me malinterpretes,
Jesús todavía está contigo –Él nunca te dejará ni te desamparará Hebreos 13:5–
pero al depender de tus propios esfuerzos, tú estás eliminando efectivamente Su
favor inmerecido en tu vida.
Entonces, ¿a qué me
refiero cuando digo: “Sin nosotros, Él no lo hará”? Bueno, Jesús es
un caballero. Él no te forzará a que te tragues Su favor inmerecido
y Su éxito.
Él necesita que tú
le permitas trabajar en tu vida. Él espera pacientemente que tú
confíes en Él. Él espera pacientemente que tú dependas de Su favor
inmerecido, de la manera en que José confió y dependió completamente de la
presencia del Señor, hasta que Su presencia manifestada tomó el control y Su
gloria irradió todo lo que José tocaba.
Amado, aprendamos
rápidamente que sin Jesús, nosotros no podemos tener éxito y que si nosotros
elegimos no responder a Su favor inmerecido, Él no nos lo impondrá.
El favor inmerecido
de Dios siempre está fluyendo hacia nosotros y Jesús está esperando que
nosotros lleguemos al final de nosotros mismos. Él está esperando
que tú dejes de luchar en tus propios intentos por “merecer” de alguna manera
Su favor y simplemente dependas de Él.
Entonces, en las
áreas en las que tú todavía estás dependiendo de tus propios esfuerzos para
tener éxito, comienza a descansar en
el favor inmerecido de Jesús y empieza a experimentar
Su presencia y Su gloria manifestándose en todo lo que tocas!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
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