Inspiración De Gracia
El amor no hace mal al prójimo;
por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley. Romanos 13:10
¡Hay una revolución
de la gracia que está sucediendo y está liberando a personas preciosas del
poder del pecado! El glorioso evangelio de la gracia produce vidas gloriosas, victoriosas y santas. Si
tú conoces a personas que están viviendo en pecado y afirman que están bajo la
gracia, ¡tú sabes que ellos definitivamente no están viviendo
bajo la gracia! ¿Cómo podrían estarlo cuando la Biblia dice que el
pecado no tendrá dominio sobre aquellos que no están bajo la ley sino bajo la
gracia? (Romanos 6:14) Los Diez Mandamientos no pueden producir
santidad en las personas. ¡La gracia es el poder para ir y no pecar más! (Juan 8:11)
También hay
personas que creen que predicar la gracia de Dios les da a las personas
licencia para pecar y respalda el libertinaje. ¡Eso no es lo que
hace la gracia de Dios en absoluto! Por el contrario, la asombrosa gracia de Dios transforma el
corazón de una persona y produce verdadera santidad, que no es solo
exterior, también es profunda, íntima y
comienza en el centro mismo del corazón de una persona. La santidad es fruto de la gracia de Dios.
La palabra
“santidad” en el Nuevo Testamento es la palabra griega hagiasmos,
que algunas veces también se traduce como “santificación”. En el momento en que recibiste a Jesús como
tu Señor y Salvador, tú fuiste justificado por la fe y hecho perfectamente
justo. Tú también fuiste
hecho santo o santificado, lo cual es ser apartado para el Señor. Y a medida que tú creces en la gracia y el
conocimiento de Jesús, eres transformado progresivamente a Su imagen, de gloria
en gloria. (2 Corintios 3:18) Ahora, tú no puedes ser más justo
porque ya eres 100% justo por la sangre
de Jesús. Pero bajo la gracia, tú puedes crecer en santidad en la manera en que vives tu vida.
Yo estoy totalmente
a favor de la santidad y estoy vehementemente en contra del
pecado. En lo que difiero de algunos predicadores es en mi enfoque
en cómo detener el poder del pecado y ayudar al pueblo de Dios
a crecer en una mayor santidad. Para muchos predicadores, la
respuesta al pecado se encuentra en la predicación de los Diez
Mandamientos. Yo creo que la respuesta se encuentra en la predicación de Jesús y el evangelio
de la gracia.
Ahora, escucha
atentamente lo que voy a decir. ¡Bajo la gracia, cuando experimentas
el amor de nuestro Señor Jesús, tú terminas cumpliendo la ley! Bajo
la gracia, terminarás siendo santo. ¡La gracia produce verdadera santidad! Como proclama con
valentía el apóstol Pablo en las Escrituras de hoy: “El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el
cumplimiento de la ley.”
Cuando el amor de
Jesús está en ti, tú no puedes evitar cumplir la ley. Cuando tu
corazón está rebosando con la gracia y la amorosa bondad de Dios, tú no tendrás
ningún deseo de cometer adulterio o asesinar, dar falso testimonio o
codiciar. Tú tendrás el poder
para amar a tu prójimo como a ti mismo. ¿De dónde viene este
poder? De estar firmemente
arraigado y establecido en la gracia de Dios. ¡Tú tienes el poder para amar, porque Él te
amó primero! (1 Juan 4:19) Por eso la Biblia declara que “el amor es el cumplimiento de la ley.”
De hecho, cuando el
pueblo de Dios está bajo la gracia, este no solo cumple la letra de la ley,
sino que también la excede y va la milla extra. Por ejemplo, la ley
te manda a no cometer adulterio, y hay personas que pueden cumplir solo la letra
de la ley y no cometen adulterio exteriormente. Sin embargo, en su
interior, ellos no aman a sus cónyuges. La gracia cambia todo
eso. La gracia no solo se ocupa de la superficie; esta va más
profundo y le enseña al hombre a amar a su esposa como Cristo amó a la Iglesia.
Amigo, el cristianismo tiene que ver con el amor
de Dios por ti. Es Su
amor por ti y en ti lo que da como resultado la transformación interior de tu
corazón. El cristianismo no es una religión; es una relación. El cristianismo no
se trata de una lista de lo que se debe y no se debe hacer; se trata de intimidad, amor y un corazón cálido y
palpitante. Experimenta y prueba primero la gracia de Dios, ¡y
Su amor seguramente te hará vivir una vida santa!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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