Inspiración De Gracia
Viendo
Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados…
Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar
pecados” (dijo al paralítico): “A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete
a tu casa.” Y él se levantó, y tomando
al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban
asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: “Jamás hemos visto cosa
semejante.” Marcos 2:5, 10-12
Te
animo a comenzar el día con este pensamiento: la manera de salir de la
conciencia de pecado es escuchar más
enseñanzas acerca de la obra terminada de Jesús y de cómo Su sangre nos ha
limpiado y nos ha perdonado todos nuestros pecados. Cuando tú creas que
tus pecados ya fueron castigados en el cuerpo de Jesús y lo recibas a Él como tu ofrenda por
el pecado, tu corazón será rociado con Su sangre, purificado de una mala
conciencia. A medida que escuchas enseñanzas que exaltan a
Cristo, en lugar de llevar una consciencia de pecado y condenación en tu mente
y corazón, tú serás lavado con el agua pura de la Palabra de
Dios. ¡Esto a su vez afectará tu cuerpo físico y traerá sanidad a
cada parte que no esté bien!
Algunos
cristianos no pueden recibir sanidad para sí mismos o dentro de sus familias
porque no son capaces de recibir perdón. Ellos aún son conscientes de
pecado y dudan de su perdón. Ellos creen que Dios puede haber perdonado
sus pecados pasados, pero no los pecados de toda su vida. Dios sabe que
las personas necesitan la seguridad de
que sus pecados fueron perdonados antes de que puedan recibir sanidad en
sus cuerpos, por eso la Biblia deja muy claro Su perdón de nuestros pecados.
En el Salmo 103, cuando el salmista enumera los “beneficios” del Señor,
él comienza con “el que perdona
todas tus iniquidades” antes de pasar a “el que sana todas tus enfermedades.”
No hace
mucho, recibí este testimonio de Patricia, que vive en Sudáfrica. A su
esposo le diagnosticaron cáncer y se estaban preparando para ir al hospital
para su tomografía por emisión de positrones (PET), cuando ella leyó uno de mis
devocionales diarios sobre la Santa Cena. Sintiéndose consumida por la
preocupación por su esposo y la condenación de no poder confiar la situación
completamente en las manos del Señor, ella tomó la Santa Cena y por primera
vez, discernió que el cuerpo de Jesús fue golpeado para que nuestros cuerpos
pudieran ser sanados y perfeccionados. Ella también meditó sobre cómo la
sangre de Jesús fue derramada para el perdón de nuestros pecados. Después
de eso, Patricia dijo: “Yo sentí una paz que solo Dios podía dar. Pude entrar en un estado de descanso y fe, sin ningún esfuerzo de
mi parte. Me enorgullece decir que mi Salvador reina. No se
encontró cáncer en los órganos de mi esposo y los médicos no pudieron explicar
por qué.” ¡Qué testimonio tan asombroso sobre el poder de saber que estás perdonado en Cristo!
En
Marcos 2:1–12, leemos el relato del paralítico que fue bajado por el techo y
colocado frente a Jesús. Jesús le dijo al paralítico: “Hijo, tus
pecados te son perdonados,” antes de decirle: “Levántate, toma
tu camilla y anda.” ¿Por qué? Porque Jesús sabía que a menos
que el hombre tuviera la seguridad de que todos sus pecados habían sido
perdonados, él no tendría la fe para levantarse, tomar su camilla y salir
de esa casa.
Amado, tus pecados te fueron perdonados.
Deja de castigarte y condenarte a ti mismo. ¡Cree en la verdad del
Evangelio y deja que tu conciencia esté satisfecha! Comienza a disfrutar de
todos Sus beneficios porque estos son tus
derechos comprados con sangre. El perdón es tuyo. La sanidad es
tuya. La redención de la destrucción es tuya. Ser coronado de
bondad amorosa y tiernas misericordias es tuyo. ¡Aleluya!
¡Simplemente cree que tu deuda por el pecado ha sido
saldada y camina en estas bendiciones hoy!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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