Inspiración De Gracia
Él envió Su palabra y los sanó
y los libró de sus destrucciones. Salmos 107:20
He recibido muchos
testimonios de sanidad en los que personas preciosas fueron sanadas mientras se
aferraban a promesas específicas de la Palabra de Dios para
ellos. Hace algunos años, yo prediqué sobre 1 Juan 4:17, que
dice: “Como Él es, así somos
también nosotros en este mundo.” Nuestro Señor Jesús llevó nuestros pecados y nuestras enfermedades en
Su propio cuerpo, en la cruz, y Él resucitó de la tumba sin ellos. Esto significa que así como Jesús no tiene
ninguna enfermedad, así también estamos nosotros sin enfermedad en este mundo.
La semana
siguiente, una señora de mi iglesia recibió un informe médico sobre una
mamografía que mostraba una masa en su pecho. Sus médicos le dijeron
que regresara para poder hacerle una biopsia. Su respuesta fue
escribir en el informe: “Como Jesús es, así
también soy yo en este mundo. Señor Jesús, ¿tienes masas en Tu
pecho?” Y luego ella oró: “Señor,
así como Tú estás libre de masas, así también estoy yo en este mundo.” Eso
es todo. Solo una oración sencilla.
En su cita, los
médicos la revisaron y volvieron a revisarla, ¡pero no pudieron encontrar la
masa ni ofrecer ninguna explicación de cómo la masa podría haber simplemente
desaparecido! Nosotros no necesitamos saber cómo; solo necesitamos
saber quién. Fue nuestro Señor Jesús quien la sanó. ¡Aleluya!
He recibido
testimonios de muchas personas que se sintieron alentadas por el testimonio de
esta señora. Ellos se
apropiaron de esta misma escritura y se mantuvieron confesándola sobre sí
mismos hasta que recibieron sus sanidades —su libertad, su milagro. Yo
realmente creo que leer testimonios es la manera de Dios.
Es por eso que la
Biblia está llena de tantos testimonios de sanidad para nuestro
beneficio. No hay sanidad demasiado grande o demasiado pequeña para
el Señor. Testimonios de la suegra de Pedro que fue sanada de la
fiebre (Mateo 8:14-15), del hombre con la mano seca (Mateo 12:9-13), de la
mujer que no podía pararse derecha durante dieciocho años (Lucas 13:11-13),
fueron todos registrados para nosotros. Hay testimonios sobre ojos
ciegos sanados (Juan 9:1–7; Marcos 8:22–25; Lucas 18:35–43; Mateo 9:27–30),
oídos sordos abiertos (Marcos 7:32–35), y los mudos hablando (Mateo
9:32–33). Hay testimonios de que los que habían muerto volvieron a
la vida. (Juan 11:1–44; Marcos 5:35–42)
También hay relatos
de sanidades registrados en el Antiguo Testamento. Naamán fue sanado
de la lepra. (2 Reyes 5:1-14) A Ezequías se le dijo que no se
recuperaría de una enfermedad terminal, pero Dios lo sanó y extendió su vida
quince años. (2 Reyes 20:1-7) Y estos son solo algunos de los muchos testimonios registrados para
nosotros en la Palabra de Dios.
Amado, quiero que
sepas que esta también puede ser tu
historia y testimonio. Lo que el Señor hizo por ellos, ¡Él puede
hacerlo y lo hará por ti! La sanidad de Jesús para ti descansa sobre
el fundamento de Su Palabra inmutable. Hoy
deja que Su sanidad y plenitud se manifiesten en tu vida mientras anclas tu
corazón en Sus promesas, Su obra perfecta y Su gracia.
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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