Inspiración De Gracia
Pero
temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes
sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo. 2
Corintios 11:3
Hay algo
de lo que me gustaría que tú fueras consciente hoy. El enemigo,
aunque fue derrotado en la cruz, es un adversario astuto. Él hace
que las personas se aparten de la
simplicidad del evangelio hacia las obras, porque él sabe que muchos
creyentes son sinceros en querer agradar a Dios.
Él sabe
que ellos tienen un entusiasmo o celo por Dios. Pero también sabe
que el hombre tiene algo que se llama orgullo. Entonces, ¿qué
hace? Él se aprovecha de su orgullo y desvía su celo usando la
ley. Él les dice: “¿Quieres estar bien con Dios y
agradarle? Entonces aquí están Sus leyes para que las obedezcas y
debes obedecerlas a la perfección.”
En el
libro de Romanos, Pablo habla de este celo equivocado, que prevalecía entre sus
hermanos judíos:
"Amados
hermanos, el profundo deseo de mi corazón y mi oración a Dios es que los
israelitas lleguen a ser salvos. Yo sé que ellos tienen un gran
entusiasmo por Dios, pero es un fervor mal encauzado. Pues no
entienden la forma en que Dios hace justas a las personas ante Él. Se
niegan a aceptar el modo de Dios y, en cambio, se aferran a su propio modo de
hacerse justos ante Él tratando de cumplir la ley." —Romanos
10:1–3, NTV
Eso
mismo sigue sucediendo hoy. Muchos creyentes, en su celo por Dios o
su orgullo, están tratando de agradar a Dios y volverse justos al tratar de
guardar la ley. Ellos no comprenden que Dios justifica a una persona únicamente por la gracia mediante la fe. Ellos
rechazan el camino de Dios y se aferran a lo que ellos piensan que los hace
justos —su obediencia a las leyes de Dios.
Sin
embargo, la ironía de todo esto es que al tratar de guardar las leyes de Dios
para ser justos, las personas producen obras de la carne como adulterio,
fornicación, odio, herejías y embriaguez. (Gálatas 5:18-21) ¿Por
qué? Porque “el poder del pecado es la ley.” (1
Corintios 15:56) La ley despierta o agita las pasiones pecaminosas
dentro de nuestra carne. (Romanos 7:5)
Gálatas
5:22–23 enumera el fruto del Espíritu como “amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio.” Nota
que Pablo menciona el fruto del Espíritu hasta el quinto
capítulo. En los primeros cuatro capítulos, él habla de la gracia,
contrastándola con la ley y debatiendo fervientemente por la justificación por la fe, porque los cristianos de Galacia
estaban regresando a estar bajo la ley. Pablo estaba esencialmente
devolviéndolos a la gracia pura, antes de hablarles sobre el fruto del
Espíritu.
¿Puedes
ver cómo el fruto de estar bajo la gracia es el fruto del Espíritu? Nota
también cómo Pablo lo llama las obras de la carne y el fruto del
Espíritu. ¿Cuál es la diferencia entre “obras” y
“fruto”? Las obras son el resultado del esfuerzo propio que
surge de estar sometido a las duras exigencias de la ley. ¡El fruto es
el resultado de la vida! Tal
como un árbol naturalmente producirá buenos frutos cuando está bien regado y
recibe la cantidad adecuada de luz solar, así un cristiano producirá buenos frutos sin esfuerzo propio cuando él o
ella estén siendo bien regados por la palabra de Su gracia y estén expuestos a
la luz del amor de Dios.
Amado,
si tú quieres exhibir el fruto del Espíritu, asegúrate de estar escuchando la gracia pura de nuestro Señor Jesús que
te recuerda que tú estás justificado por
la fe en el Cordero que murió por ti. Esto te ayudará a edificar
tu vida sobre la Roca sólida de Cristo y el fundamento firme de Su obra
terminada. Lucha fervientemente para escuchar y vivir el verdadero
evangelio, por la gracia a través de la fe. Esto te llevará a la
tierra prometida, porque el evangelio es
el poder de Dios para tu salvación en
cada área de tu vida.
Viendo
a través de los ojos de la fe,
Joseph
Prince
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