Inspiración De Gracia
“No los echaré de delante de ti
en un solo año, a fin de que la tierra no quede desolada y se multipliquen
contra ti las bestias del campo. Poco a
poco los echaré de delante de ti hasta que te multipliques y tomes posesión de
la tierra.” Éxodo 23:29-30
Tú puedes recibir
sanidad por medio de la oración de fe (Marcos 11:24), y muchas veces durante
nuestros servicios, las personas son sanadas instantáneamente mientras los
dones de sanidades fluyen. (1 Corintios 12:9) Hay una poderosa
unción corporativa operando cuando la iglesia se reúne porque Jesús dijo: “Porque donde están dos o tres reunidos
en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.” (Mateo
18:20) Donde está Jesús, la
muerte se convierte en vida y resurrección (Juan 11:25), la debilidad se convierte en fuerza, lo
poco se convierte en mucho y en Su presencia hay plenitud de gozo y deleites
para siempre. (Salmos 16:11)
Si bien me
encantaría que todos recibieran sanidad inmediata y completa todo el tiempo, no es necesario que tú tengas una
manifestación instantánea o que sientas algo tangible en tu cuerpo para saber
que Dios te está sanando. En el momento en que participas de la Santa
Cena con fe, tu sanidad ha comenzado.
La mayoría de las
personas que han enviado sus testimonios de sanidad a nuestro ministerio no
fueron sanadas en una reunión espectacular de oración, ni cuando un hombre o
una mujer de Dios les impuso las manos. Ellos fueron sanados
gradualmente por el Señor al participar de Su conducto establecido por medio
del cual recibimos Su vida y salud sobrenaturales —la Santa Cena.
Algunas veces, las
enseñanzas sobre la oración de fe pueden presionarte a que creas que tienes tu
sanidad completa en el momento en que oras. Pero a decir verdad, la
mayoría de nosotros no tenemos ese tipo de fe. En cuanto a los dones
de sanidades, estos operan como el Espíritu quiere (1 Corintios 12:11) y no
como el hombre quiere. Cuando se trata de la Santa Cena, no hay
presión. Cada vez que
participas de ella en fe, recibes una medida de sanidad, y mejoras más y más.
A veces nos
impacientamos y queremos que el Señor eche fuera de nosotros a todos nuestros
enemigos a la vez. Pero lee los versículos anteriores de Éxodo 23 y
mira lo que el Señor les dijo a los hijos de Israel mientras se preparaban para
entrar en la tierra prometida. Poco a poco. Poco a
poco.
Hoy no nos
enfrentamos a los heveos, hititas o cananeos como lo hicieron los hijos de
Israel. Pero nuestros enemigos pueden ser la insuficiencia renal, la
leucemia o la hipertensión arterial. Sea lo que sea, no te
desanimes. Los síntomas pueden seguir apareciendo aunque tú ya hayas
participado de la Santa Cena, pero sigue participando de ella. La
manifestación de tu sanidad se acerca. El enemigo está siendo echado
fuera de tu vida. Tu sanidad puede no estar produciéndose tan rápido
como te gustaría, pero está sucediendo. ¡Amigo
mío, no te rindas!
Viendo a través de
los ojos de la fe,
Joseph Prince
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