“Yo Mismo reuniré el remanente de Mis ovejas
de todas las tierras… y las haré volver a sus pastos; y crecerán y se
multiplicarán. Pondré sobre ellas pastores que las apacentarán, y nunca
más tendrán temor, ni se aterrarán, ni faltará ninguna,” declara el Señor.
“He aquí, vienen días,” declara
el Señor, “... El reinará como rey, actuará sabiamente, y
practicará el derecho y la justicia en la tierra… y este es Su nombre por
el cual será llamado: EL SEÑOR, JUSTICIA NUESTRA.”
Jeremías
23:3-6
No hay casi nada más tierno que la imagen de un
pastor cuidando amorosamente de sus ovejas.
Jeremías 23:3-4 nos muestra el corazón de un buen pastor –reunir, proteger y alimentar a sus ovejas
para que ellas “crezcan y se multipliquen.”
Jesús, nuestro buen pastor,
hace todo esto por medio de pastores (y maestros), a quienes Él designa sobre
Su pueblo. Su función como
representantes Suyos no es golpear (avergonzar), ni trasquilar (explotar
financieramente) a las ovejas, es más bien alimentarlas
de tal manera que “nunca más tendrán
temor, ni se aterrarán, ni faltará ninguna.”
Ahora, ¿qué es este
“alimento” que lleva a las ovejas al
lugar donde no hay temor, ni desánimo, ni escasez? Es “El
Señor, Justicia Nuestra.” Amado,
mientras más te alimentas de enseñanzas que revelan a Jesús y el regalo
de Su justicia por medio de la fe en Su obra terminada, más experimentarás libertad del temor, la depresión y la
escasez. Así que, sigue a
ministerios que tienen el corazón de Jesús por Sus ovejas, que
confiadamente proclaman al Señor Nuestra
Justicia y que revelan la abundancia
de Su gracia –¡y experimenta Su crecimiento y multiplicación!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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