“Hermano mío, yo tengo más que suficiente,” dijo Esaú. “Guarda para ti
lo que tienes.” “No,” insistió Jacob, “si he logrado tu favor, te ruego que
aceptes este regalo de mi parte… porque
Dios ha sido muy generoso conmigo. Yo tengo más que suficiente.”
Génesis
33:9-11, NTV
Muchas personas se habrían dado por vencidas con
Jacob, el engañador intrigante y manipulador. Pero no Dios.
Una noche, mientras intentaba apaciguar a su
hermano a quién le había robado, Jacob se
encontró con el Señor. Él agarró al Señor y por horas, luchó
para arrancar una bendición de Él. ¿Qué hizo el Señor? Él
tocó la cadera de Jacob y la dislocó, así que Jacob terminó impotente delante
del Señor.
El Señor cambió a Jacob esa noche. Él le
mostró a Jacob como fue que Su gracia pudo fluir solo cuando él dejó de agarrarlo
y su lucha finalmente terminó. Esa noche, Dios cambió el nombre de Jacob de “impostor” a “príncipe” (Israel),
y le añadió bendiciones que iban más
allá de sus propios esfuerzos.
Verás, no podemos luchar por arrancar de Dios las
bendiciones. Es cuando nos damos por vencidos ante nuestras
intrigas, engaños y manipulaciones para salir adelante en la vida, y confiamos completamente en Su gracia,
que Su provisión fluirá sin cesar.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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