Medita En
“Mira, he recibido orden de bendecir; si Él ha bendecido, yo no lo
puedo anular.” (Números 23:20)
Toma tiempo para releer la escritura de hoy. Son palabras preciosas y revelan cómo Dios nos
ve hoy a ti ya mí. Fueron habladas por
un profeta llamado Balaam, que había sido contratado por Balac, el rey de Moab,
para invocar una maldición para expulsar a sus enemigos, los israelitas, de su
territorio. Sin embargo, cuando Balaam
abrió su boca para maldecir, ¡fueron bendiciones de Dios las que fluyeron sobre
los israelitas! (Ver Núm. 23:21–24)
¿Sabes que cuando Dios te bendice, nadie —ni profeta, ni
hechicero, ni ningún demonio— puede revertirlo? ¡Tú eres
bendecido irrevocablemente! ¡Tú
nunca podrás ser maldecido! ¡Ninguna
maldición generacional, ni cualquier otra maldición pueden venir sobre ti
porque Dios ya te ha bendecido! Eso
incluye ser redimido de la maldición de la ley, como se registra en Gálatas
3:13: “Cristo nos redimió de la maldición
de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está:
‘Maldito todo el que cuelga de un madero’).”
Cuando tus enemigos dicen cosas negativas sobre ti por envidia,
celos y miedo, o si hay personas que difunden mentiras desagradables sobre ti
para destruir tu carácter, debes saber esto: el Señor es tu defensor. Es
Dios quien le da influencia a las palabras y Él puede hacer que sus palabras
caigan al suelo. Él incluso puede (como
acabamos de leer), convertir sus maldiciones en bendiciones. Tú no tienes que ponerte nervioso, agitado y
enojado. Solo debes saber que el Señor está de tu lado y que cuando Él te ha bendecido, nadie puede
revertirlo. ¡Amén!
Quiero que esta
creencia correcta penetre profundamente en tu corazón: en Cristo Jesús, tú eres
bendecido irrevocablemente. No
importa cuán terribles puedan parecer tus circunstancias en este momento, ponle
una sonrisa a tu rostro y un trampolín a tus pasos. ¡A
quien el Señor ha bendecido, nadie lo puede maldecir! Dios te ve a través de este momento difícil. Las cosas van a cambiar por tu bien. Tú no tienes que vivir decepcionado,
desalentado, ni desesperado. Como puedes
ver en el relato bíblico de Balaam, si Dios está de tu lado, ¿quién puede estar
en tu contra?
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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