Medita En
Nosotros lo amamos a Él, porque Él nos amó primero. (1 Juan 4:19)
¿Crees hoy que Dios te ama con un amor que no cambia? ¿Incluso si acabas de fallar o cometer un
error? Aquí, amigo, es donde el caucho
se encuentra con el asfalto en nuestro diario andar cristiano.
Estoy aquí para decirte más allá de toda duda, que Dios te ama con amor eterno. Su amor por ti es incondicional. (Ver Tito 3:3–5) Es un amor que es tan puro, prístino y
maravilloso. No tiene nada que ver con
tu desempeño, sino totalmente con
quién eres ante Sus ojos —Su amado. El
énfasis del antiguo pacto de la ley estaba completamente en tu amor por Dios,
mientras que el énfasis del nuevo pacto de la gracia está en el amor de Dios
por ti. El resumen completo de la ley
bajo el antiguo pacto es: “Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
(Deut. 6:5; Mat. 22:37, 40)
Seamos honestos. ¿Alguna
vez has conocido a alguien que pueda amar a Dios de esta manera? Por supuesto no. Es una imposibilidad humana. La ley fue diseñada para mostrarnos que somos
incapaces de amar a Dios perfectamente.
Sabiendo que el hombre no podría cumplir Su mandamiento de
amarlo con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas,
¿sabes lo que hizo Dios? Él demostró
cómo solo Él podía amarnos con todo Su
corazón, toda Su alma, toda Su mente y todas Sus fuerzas, cuando envió a Su
amado Hijo Jesucristo para redimirnos de todos nuestros pecados con Su propia
sangre. ¡Es por eso que el nuevo pacto descansa
en el amor de Dios por ti y no con
tu amor por Él! Bajo la gracia, Dios no
quiere que centres tus pensamientos en “¿Realmente amo a Dios?” Ese no es el enfoque del nuevo pacto. Bajo la gracia, Dios quiere que te concentres
en Su amor por ti. Por lo tanto, las preguntas que debe hacerte
son:
“¿Conozco cuánto Dios me
ama hoy?”
“¿Realmente creo que
Dios me ama en este momento?”
Elige creer
correctamente acerca de cómo Dios te ama hoy. Esto hace toda la diferencia en el mundo en
cuanto a la rapidez con la que puedes volver a ponerte de pie, e ir de fe en fe
y de fuerza en fuerza en tu caminar con Él.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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