Medita En
Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen… (Lucas 23:34)
Hay una enseñanza sobre las ciudades de refugio del Antiguo
Testamento que creo que te animará a tomar al Señor como tu refugio y protector, y correr hacia Él.
El Señor le dijo a Josué que cuando los hijos de Israel entraran
en la tierra de Canaán, debían designar seis ciudades de refugio. En aquellos días, si alguien mataba a una
persona involuntariamente, el pariente más cercano del difunto tenía el derecho
legal de vengarse. Sin embargo, en Su misericordia, Dios nombró seis
ciudades y dijo: “Cualquier persona que
mate a otra por accidente y sin intención podrá huir a una de esas ciudades,
serán lugares para refugiarse de parientes que busquen venganza por la muerte
de un familiar.” (Josué 20: 3, NTV)
Las ciudades de refugio fueron diseñadas para personas que
hubieran cometido homicidio involuntario, no para quienes cometieran homicidio
premeditado. Deuteronomio 19 explica
esto, diciendo: “Si un individuo mata a
otro accidentalmente y sin enemistad previa… el responsable de la muerte puede
huir a una de las ciudades de refugio para vivir a salvo.” (vv. 4–5, NTV)
Las seis ciudades de refugio también son una hermosa figura de nuestro
Señor Jesús, escondido para que nosotros lo descubramos. Son sombras que apuntan a la sustancia —nuestro
Señor y Salvador, Jesucristo. En el
Antiguo Testamento, Él está oculto. En
el Nuevo Testamento, Él es revelado.
En la cruz, nuestro Señor Jesús puso todos nuestros pecados,
incluso el pecado de crucificarlo a Él, en la categoría de “no intencional” cuando oró: “Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34, KJV) Él no solo se estaba refiriendo a Israel o a los
romanos; todos nuestros pecados clavaron a Jesús a la cruz. Él escogió los clavos y nos ofreció el perdón
completo. ¿Puedes ver lo bueno y
misericordioso que es nuestro Dios?
Hoy, si invocas el
nombre de Jesús, estás calificado para correr hacia Él y tomarlo como tu ciudad
de refugio. Jesús es tu ciudad de refugio y cuando corres hacia Él buscando de
refugio, el que busca venganza (una figura del diablo), ya no tiene poder sobre
ti. Mi amigo, todos éramos pecadores y
la paga del pecado es muerte (ver Rom. 6:23). Antes de la cruz, el diablo tenía el derecho
legal de poner una sentencia de muerte sobre tu cabeza a causa de tus pecados. Pero la buena noticia del evangelio es que
Jesús tomó esa sentencia de muerte en la cruz y en Cristo nosotros podemos
recibir Su perdón y Su protección. ¡Aleluya!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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