Inspiración De Gracia
La
oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados
maravillosos. Santiago 5:16, NTV
La palabra hebrea qarah se usa a menudo en la Biblia para
explicar acontecimientos ordenados por Dios. La primera vez que se menciona qarah es en Génesis 24:12, cuando
Abraham envió a su sirviente a buscar una esposa para su hijo, Isaac. El sirviente no sabía cuál de las jóvenes
sería la correcta, así que oró: “Oh Señor, Dios de mi señor Abraham, te ruego que me des éxito hoy, y que
tengas misericordia de mi señor Abraham.”
La frase “te ruego
que me des éxito hoy”, es la palabra qarah.
El sirviente le pidió a Dios que le
diera qarah —un acontecimiento
correcto. Si sigues la historia, verás cómo el siervo de
Abraham tuvo éxito en su tarea.
En lo que quiero que te enfoques aquí es en la postura del
sirviente. Él oró por la ayuda, la
intervención y la dirección de Dios. Él
tenía una postura de humildad. Todos nosotros
necesitamos al Señor en nuestra vida diaria. No importa cuán inteligentes seamos, nosotros
mismos no podemos ponernos en el lugar correcto en el momento correcto el cien
por ciento de las veces. Solo el Señor
puede hacer esto por nosotros.
Si nos mantenemos “humildes” y nos apoyamos en el Señor en
busca de sabiduría, guía y entendimiento, Él nos guiará y nos protegerá. Orar es adoptar una postura de humildad. Esta le está diciendo a Dios: “Padre, yo no
puedo, pero Tú puedes.”
Una señora que asiste a nuestra iglesia con regularidad
compartió que en uno de sus viajes al extranjero, ella estaba tan absorta en su
tiempo a solas con el Señor que se perdió el desayuno en el hotel en el que se
hospedaba. Pero mientras ella estaba en
su habitación, se produjo un terrible ataque terrorista en el restaurante del
hotel.
Ella estaba habitando al abrigo del Altísimo y fue dirigida
sobrenaturalmente a quedarse en Su presencia esa mañana. Ella humildemente priorizó su tiempo con el
Señor sobre el tiempo programado para su desayuno. Si hubiera bajado a comer, ella habría estado
en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Por eso me gusta llamar al Salmo 91 la Oración de Protección. Cuando nosotros hacemos esta oración, estamos
diciendo: “Señor Jesús, nosotros no podemos protegernos a nosotros mismos, pero
Tú puedes. Nos humillamos ante ti. Sé nuestro refugio, nuestra fortaleza y
nuestro Dios. Tú seguramente nos
protegerás y nos librarás de cualquier daño en estos tiempos peligrosos. Guíanos para estar en el lugar correcto en el
momento correcto, y para estar con las personas correctas. Amén.”
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
No hay comentarios:
Publicar un comentario